martes, 26 de febrero de 2008

Como el Poder transforma a las Personas dentro de A1

La revolución:

Las masas populares fueron convencidas gracias a los televisores, las clases medias fueron movilizadas todo a la usanza peronista sin piedad, en cuanto a su repetición hasta el cansancio psicótico. Por que siempre es necesario prometer cosas imposibles mientras más grandes mejor. Todo ellos, los factores de las ecuaciones políticas están solo para reaccionar. Tener cuidado y precisión militar o científica es la clave. Quien si no yo, para contarles que la revolución inundo. La ciudad de Buenos Aires se olía un cambio hasta los taxistas te lo decían. Las viejas lo comentaban y lo estudiantes ya estaban desesperados a plegarse a eso que apenas entendían pero que suponían como lo mejor.
Todos lo días antes de la revolución era necesario que la gente casi no duerma es ideal para que los primeros disparos se han mecánicos. Los nervios alterados, la policía loca. La prefectura que se sumaba a la policía y el ejército que se desplegaba en las plazas. Casi se desemboca en otro 76, pero no les dimos lugar. Los nuestros no tendrían en la mayoría de los casos más de 25 años. Los jóvenes que morían por el futuro. En los bares, en los Cybers, en las escuelas. Repartimos armas. No estaban entrenados. Pero eso no importa de las villas sacamos voluntarios.
La revuelta iba ser en noviembre, los primeros días se atrasó hasta el quince, lo cual fue terrible por la energía contenida. Durante las primeras 24 horas, solo se oían disparos, por plaza de mayo. Los medios del mundo registraban el acontecimiento. La opinión internacional no omitía firmemente posición, no había una condena a la revolución. Miles de AK-47 rusas, eran llevadas, por estudiantes de secundario. Por eso cuando hicimos nuestros monumentos los levantamos en honor a los estudiantes.
Llovía intensamente y la sangre teñía las baldosas de toda la capital, yo mismo salí a dirigir una columna que se dirigía por diagonal norte a plaza de mayo. Puedo decir que la guerra era una cosa diferente a cualquier video juego, película o cosa similar. Por lo que solo me bastaba ver que lo míos los pendejos caían como moscas. Pero por suerte eran muchos, avanzamos como hormigas sin inteligencia con perseverancia. La piedad no es de las hormigas, vi en un momento y dude si era un tanque definitivamente. Miré a los pibes no corrían si estos pendejos no corren hoy se hace historia pensé. Agarramos una bazooka, y les apuntamos a esos antiguos tanques del ejército. “Hoy nos vengamos, milicos de mierda”- dije. A los tiros fuimos llegando a la plaza de mayo. De los subtes como había planeado subieron refuerzos. Con colectivos robados nos lanzamos contra la barrera de metal.
Por eso, recuerdo ahora que pocos de los complotados estábamos ahí solo aparecimos las cabezas más reconocibles. Trepamos en la pirámide y empezamos a hacer señas. Llevaban algunos una gran bandera roja, ellos se pusieron en medio del fuego enemigo, la policía a caballo cargó contra la columna. Mis pequeños soldados se reagruparon.
Lo peor pendejas llevaban municiones, y no sabían cargar armas. Pero estaban ahí haciendo el aguante a esa que era la revolución que los iba a salvar, gente ilusa. Pero esa gente que todos consideran que es nada, que dicen que son drogadictos. Esos llevaron a cabo nuestra revuelta.
Delantales de rojo, esa era una de las maneras que se podía ver el acontecimiento. Los capitales se desplazaron rápido, los medios, todos no podían creer nada de lo que veían. Llegaron las cajas con los lanza granadas. Como un conjunto de agujas se pegaron a esas cajas definiéndolas con los dientes si era necesario. Así algunos tomaron las armas. Era hora de darle a la Casa Rosada. No tiene que quedar nada.
“Futuro o Muerte”, ese era el grito de batalla. Éramos la versión híper violenta del Mayo Francés. Este mundo había vuelto más duros a los jóvenes en tan solo una sola generación. O en realidad más de una. Pero no es lo importante.
Todos lo que intentaron resistir fueron barridos. Las pérdidas en vidas humanas incalculables. Sé que esto en cierto sentido tuvo su lado práctico esos que eran tan jóvenes y porque no tan jodidos, tan “valientes”, no iban a volver de la muerte cuando lleguemos al poder.
“Que los hijos le quiten la corona al padre, aunque nunca la usen”. Nunca serán reyes, pero lo valen. La historia les dará laureles, la única gloria de los dedicados.
Por los siguientes tres años, hacía una fiesta magnita y daba asueto a los jóvenes en noviembre para que recuerden a los camaradas caídos. Bien, como decía las granadas caían en cualquier parte mis tropas eran torpes. Sepan que nadie podría haber supuesto que estos que reclutamos al poco tiempo iban a estar tan convencidos.
Por eso cuando termino este primer conflicto condecoré a los supervivientes, formaron parte de las nuevas fuerzas de choque. Mis tropas las únicas fieles. Estos no tuvieron juventud, sin embargo. No sé, hay cosas que ni nosotros los manipuladores suponemos.
Los días siguientes se pusieron peores, hubo varios contragolpes, el estado castigó a sus jóvenes. De manera sistemática. Los jóvenes de casi toda la ciudad de Buenos Aires fueron encerrados en sus propias escuelas. Eso me dio la posibilidad de aumentar el desastre. Cuando se corrió el rumor de que también en las escuelas iba a ver ejecuciones la situación empezó a salirse de control. Los mensajes de tranquilidad del gobierno eran inútiles, las radios rugían. Los diarios pintaban el fin de todo.
Como general soy desastroso pero como ideólogo genial, una de mis divisiones especiales. Mis escogidos entre los pibes con anticipación con trajes militares reales. Entrenados por más de medio año. Ellos estaban encabezados por Pablo.A, no es su nombre real. Pero sin embargo Pablo, con sus botas y sus armas pesadas. Estaba dispuesto a todo. Respondió a la voz de mando como un militar, “Serás el orgullo de tus padres”- le dije. Algún día alguna plaza llevará tu nombre. La imagen del Che fue un recurso que llevé hasta el hartazgo, pero era necesario.
Necesito que se suban a los helicópteros y si es necesario que los impacten contra la Casa Rosada.
Todos miraron sabía que era suicida. Solo atiné a decir: “Hoy o nunca” se miraron y solo pude ver que lo iban a hacer. Despídanse de todos, ya saben.
De hecho soy un pequeño Hitler, mis tropas SS. Ellos estaban quizás más locos que yo. Nunca lo pude imaginar. Pero cuando todo esto pasaba no pensaba de la misma manera que ahora todo era distinto. O al menos eso me parecía a mí.
Bengalas al aire. Más municiones, eran el maná de acero que venía alimentar, la ira de la gente. Entre en trance, tome mi arma. Me fui para adelante.
Con los que estaban en el piso a metros de la reja de las oficinas del ejecutivo. Pegados al suelo, barricadas, hay que hacer barricadas-pensé. Al tiempo estábamos entre los escombros y fierros. Un alumno del Nacional estaban junto a mí, todos los que estaban supongo que eran. Miré con mucha ironía como los pibes eran los que en realidad habían montado esto, es que solo les dimos la posibilidad cuantas generaciones fueron digeridas por el sistema antes no lo sé.
“Hoy es probable que mueras me dijo”- cosa que parecía cierta. Pero no en ese momento para mí.
En el cielo se vio que las nubes se desgarraban y había luz que duro minutos y luego se volvió a cerrar.
Por unas horas las cosas se calmaron. Pude ver para atrás. Muchos muertos, miles de ellos. Todos tirados de forma anárquica por todas partes. Algunos colectivos aún ardían. Se terminaron de rematar policías.
Es que Argentina siempre había estado dividida. No lo sé. Pero en casi doscientos diez años no había pasado nada así. Que esperar esa es la pregunta que me hago en momentos como este. Creo que nada.
Pero era el triunfo, el primero de una serie. Por eso la historia los tendrá como héroes. Aunque esa palabra sea traidora muchas veces cuando solo signifique sacrificio de lo mejor de las sociedades para lo peor que hay en ellas.
Eran ellos también A1, después de todo, esa generación que cambiaba todo. Que nadie había supuesto, que nadie pudo prevenir. Terrible es el ritmo de la historia, los músicos más terribles se habían inspirado hoy.
Llegaron los suministros a la plaza. Había trabajo que hacer. Primero sacar a los muertos del camino. Después. Poder re organizarse. Pasar revista o algo parecido a los batallones, porque no decirlo que poseíamos. Algunos temblaban, muchos aguantaban. Llegaron, algunos después que se la ingeniaron para coser heridas. Humo por todo el centro de la ciudad. El mundo y el país miraban algo que era surrealista pero estaba pasando, algunos no creo que lo creyeran realmente.
Me encontré, con uno de los compañeros. ¿Saben ellos lo que esta constando?- el otro me dijo. Ni lo van a saber, o mejor dicho ya lo asumieron como necesario. Sacándose, la mascara puede ver quien era. Cuando éramos tres, anarquistas hace más de quince años, nadie nos imaginaba acá.

Que te hace pensar que alguien se podría imaginar algo de esto. Esa era una idea que se me pasó por la cabeza. Definitivamente nadie. Mejor pensé.
Cigarrillos, pidió. Hace mucho que ya no fumó, dije. Nos miramos, entonces dijo: “Nunca mataste hasta hoy ¿no?”, no vas durar veinte años más a este ritmo igual. La policía sabe quienes somos. Creo que esto era Alta Traición a la patria. Nunca prescribe. Reímos mucho cuando nos dimos cuenta.
Nuestros amigos de más dinero, ¿que dicen?, era la pregunta mecánica que tendría que hacer cada noche a partir del recuento. No sabemos, ni vos ni yo ni nadie. Buenos Aires esta vacío.
Este es solo un mediocre 1810, solo que no tenemos masones. Podrían entregarnos, esta es una de las grandes estupideces que veníamos haciendo desde la juventud. No reflexionamos nunca, es que no nacimos para reflexionar.
Los barrios, que pasará en los barrios. Todo se aclarará mañana tendrían que llegar más, en ayuda. Los del partido dicen que se unen ahora también. Pero entrar en contra del ejército es suicida.
“Los escogidos están dispuestos a los helicópteros”
En mi demencia cuento las cosas en dos tiempos como director como actor, como cómplice; en presente, en pasado.
El Congreso esta allá. Está vacío, podría ser la base. Que hacer con la gente, ya éramos muchos.
Solo tendremos que retroceder, mejor en parte tenemos que defendernos y poder encontrar posición.
Pensar que nuestros padres, si estuvieran vivos, ya se volverían a morir con esto. Estamos en algún diario nuestras dos caras como los enemigos públicos número uno. Entonces el me dijo: “Somos famosos, es difícil llegar”. Somos la envidia de cualquier loquito de por ahí.
“Es demasiado caro ser famoso”, nos sentamos en el cordón frente al Cabildo. “¿Qué ves?”, eso era una pregunta tonta pero básica ahora.
“Estos pibes vienen cada vez más difíciles”- me dijo. El humor negro era una cosa constante en nuestras conversaciones. Un padre ojala que nos mate. Por lo menos sería lo más justo. Lo más justo era lo más inconveniente y ese noviembre negro, si quiere aunque sea cliché. Estaba desierto. La gente se había ido lejos. Muchos para no decir que sus hijos noblemente estaban con nosotros luchando decían que eran desaparecidos.
Los setentistas que dirían de nosotros. (“No sé”- me dijo. Siempre pensaste en voz alta es fácil ver que estos pibes te preocupan o quizás pensás que vamos a perder. Pero la vida es riesgo ¿Te acordás? “Lo mejor y lo peor hacen al Superhombre”), si pero estas prácticas no creo que puedan ser un eterno retorno.
“No vamos a perder, esto ya esta escrito lo pensamos por mucho tiempo diez años de nuestra vida se pasaron en planificarlo.”- eso fue lo que me aclaró pero ya un poco desorbitado como si ya él estuviera posesionado en esto.
La locura imperial podría haber sido de un Berlín de 45´, o peor, este es el precio de hacer historia cosa que siempre me cuesta entender al fin y al cabo. Que somos los humanos somos fenómenos, somos átomos que han de formar moléculas para algo.
Solos, no podemos hacer algo, necesitamos aunque sea la reacción del otro. Para que podamos ser químicamente algo. Lo demás, todo lo demás queda en suspenso para siempre. Somos la evolución de la materia inerte. Alma, donde esta el alma, en la energía.
Pero el día era para pegarse un tiro. Si no se puede uno retrotraer al pasado mejor. Hay veces que arrepentirse es más trágico. Darse cuenta que el tiempo solo tiene una dirección. Hacia delante se haya todo. La vida de la gente solo es la previa de otra cosa. No es que el futuro sea la responsabilidad todo lo contrario es nuestra contingencia, porque este implica en un punto nuestra desaparición. Todo quedaría nulo, si la ansiedad no hiciera de los humanos trastrocar el presente, para tratar de modificar en un futuro. Todo esto, las instituciones las muertes las guerras lo policías nerviosos se iría a la mierda. Por eso el Apocalipsis se muestra como un gran caos, si se pensara en un futuro evidentemente mortal, pero seriamente, si creyéramos que todo lo vamos a perder. Ese día las cosas se congelarían. La depresión y la desidia habrían copado todas las playas.
Por eso el día del Apocalipsis como se lo pinta, es el día del desastre y de la divina sinceridad cuando ya no importa nada, justamente nada. Cunando no se suponen un efecto a las acciones, cuando todo se vuelve como en el inicio incierto.
Hoy se da, esto, el viejo sistema ya no existe. Para dentro de poco tiempo se podrá hablar de todo. Quizás nos cuelguen quien saben que harán si nos matan pero el país estará totalmente diferente. Nunca más, podrá ser una frase repetitiva pero siempre mantiene su efectividad. No hay algo que pese a que la memoria, pueda ser borrada o las bocas cosidas. Cuando una noción llega a lo profundo de la gente, ya no hay quien la pueda sacar. Esos hechos son los que hacen la vida real de un pueblo, no un líder no una bandera. Todo eso es accidental, solo son procesos.
Mejor que vayamos-pensé. Si la mañana nos encuentra en esta plaza somos alimento de buitres, o en Buenos Aires para ser exactos de perros. Los muertos que no se puedan llevar que sean quemados, no hay tiempo para otra cosa. Otra vez, digo tal vez hasta el cansancio que el mundo el puro facto. Que el pensamiento nunca se puede adelantar mucho a los hechos, que lo cotidiano se traga todo.
Por eso no es del arte, no es de los hombres replegarse sobre sí mismos, no hay tantas utopías es una sola. La utopía perfecta es para mí un simple revolucionario de pacotilla, la siguiente: “Que el pensamiento y la voluntad sean uno”, ser como dioses, griegos, o egipcios tal vez. Pese a los defectos pese a todo no estar limitados nada más que por nosotros mismos. No importa si es Platón o Tomás Moro, el que propuso el gobierno perfecto era jugar a ser Dios a una sola conciencia unida.
La realidad de la revolución es el hecho innegable del eterno retorno. Antes era la depredación entre culturas distantes, que se buscaban para estalla como galaxias. Hoy es el cuerpo social, que brilla, y consume a su base la gente hasta que explota en forma espectacular. O sino ocurre esto consume todo para hundirlo en las más profundas decadencias que jamás se han visto.
Las estrellas se parecen para mí a los seres vivos quien sabe.
Empezamos a caminar directo hacia el congreso que estaba pese a lo extraño del hecho iluminado. Así que era un especie de antorcha, lo extraño es que podíamos ser detenidos, en ese momento por lo que era cuestión de tiempo para que la policía se encargará de nosotros.
Ese hecho no paso, seguimos avanzando en completa soledad, en fin. Por eso, continué viendo una y otra vez hacia a los costados. Algo pasaba. Quien sabe se supondrá que se iban a desconcentrar. Será una buena pelea simbólica entre edificios, la ley simbolizada por el Congreso, nuestra base. Y por el otro lado el poder de la Casa Rosada a la cual no pudimos acceder. Es más es la lucha entre ley, versus decreto. La lucha entre el pueblo, versus el estado.
Aunque esto suena muy siglo XVIII, puede llegar a serlo. La gente, nosotros estamos como en la retirada napoleónica sin suministros. Sin nada, y pensar que nuestros soldados, aún soportan esto es lo genial. Hombres de más edad tendrían algo porque temer, mis soldados, que apenas llegan a ostentar ese título solo esperan eso. Creen en ese futuro en que yo me muestro tan escéptico. Después de todo así es el mundo. Mientras que alguien le importe seguirá funcionando sin importar cuantos problemas tenga.
Una vez oí, o tal vez vi en alguna parte, una de las explicaciones más peculiares para la guerra. La guerra según esta explicación es la oportunidad única de romper las rutinas y el tedio que hace del hombre un ser que casi no le pasa nada. Un hombre gris por siempre que solo tiene por objeto en su mayor parte producir para otro. En la guerra hay oportunidades para el heroísmo, palabra a la cual ya he puesto cada vez más en duda. Pero así es dice que el hombre por instinto o por alguna fuerza oculta busca una renovación en la fuerza bruta en la falta de piedad.

Nunca terminaremos de entender, eso es lo que parece que se da en nuestra vida. Caminar, mil veces por la misma calle y suponer que todo es igual. Olvidarse cada tanto hasta de los amigos solo ya para suponerlos para darles por muertos. Quizás ese es enemigo del amor, de todas las clases. Causa de los divorcios y esas cosas, claro que eso no importa mucho. Pero si importa el hecho de que todo lo que a institución se refiere ya es obsoleto, tal vez desde los romanos no hemos hecho cambio sustanciales en ellas.
Por fin llegamos después de un corto trecho al Congreso, donde intentaremos entrar para poder ser acogidos por uno de los edificios más emblemáticos del país. Construido como una paradoja en una época que se gobernaba con pocos. Muchas dudas, existirían pero la generación el 80´ tenía por costumbre, el hecho de que la gente no participará. Por eso emulábamos al continente que todo lo tenía Europa. Era hora de ser algo, esa era la consigna por eso se construyo ese edificio que es magnifico y que contrasta con el cabildo es como el paso de colonia pequeña a gran colonia. Como rezaba Sarmiento: “Qué harían los Ingleses, si tuvieran la Pampa”, cita no textual de Domingo. En la cual hacía notar que el error de Argentina, era su gente.
En fin las puertas nos hacen acceder al edificio. De proporciones palaciegas, empezamos a dejar a los heridos por los pasillos. El resto los organizamos para que se apostaran en las puertas y ventanas. “Mañana no vamos a poder salir, roben el alimento que puedan”- dije de forma muy calma. Había que montar un centro de comunicaciones con el exterior y contar las fuerzas disponibles.
[La situación era semi desesperante, pero la moral de las tropas estaba alta eso era lo importante], también recordé, que mis amigos del partido me dejaron solo.

Buscar teléfonos es esencial, hasta para una posible rendición son necesarios. No queremos celulares. Es más fácil que no encuentren así. Hay que usar el viejo sistema, mandé a un gordito muy simpático. El tipo era muy eficiente todo un futuro burócrata pero era gente de gran cerebro. Tal vez algún día me maten y se queden con todo. Por fin después de media hora, pude llamar al partido. Todas las banderas negras y rojas desplegadas, encerrados de hace seis horas por lo menos. El teléfono sonó. Atendió el secretario general del partido. Le dije: “Dame, con Rammizati, ese imbécil”, el secretario del partido supongo que notó mi alteración. Corrió por los pasillos de la antigua fábrica. Al menos habrán pasado unos ocho minutos, para ser escrupulosamente exactos. Entonces del otro lado puedo oír al miserable de Rammizati. Sin poder decirle otras cosas que insultos de variada calidad, le dije que los muchachos del partido tenían que ir al Congreso mañana sí o sí. “No hay otro día, la joda se acaba hoy, mañana somos gobierno o somos muertos” eso viajo por el teléfono. Pero por el cable volvía, “Es un riesgo, muy grande, me estas poniendo en la cuerda floja”. Con tono semi generalesco le dije: “Pendejos de diecisiete, mueren y vos me venía con boludeces”
“Aparte quien te dice que el partido necesita en el partido a un idiota como vos, sabes qué, te lo pongo fácil, hoy podes morir si no traes la gente. No obligues a llamarlos a ellos que están en Montevideo esperando para volver, sabes la plata que hay en juego”
El hombre estaba sumamente nervioso. No estaba entrenado para esto, el solo especulaba en la bolsa. Esto de mandar a matar gente no le iba muy bien. Sin embargo, tenía la personalidad apta para el cargo.
“De última, le echamos la culpa al secretario”- le sugerí para ver si aflojaba un poco la tensión.
Los muchachos que estaban en la fábrica eran de elite, entrenados desde por lo menos medio año, y algunos hasta cinco sabían hacer de todo. Los llevamos de paseo a España, a Estados Unidos. Y algunos a los países árabes.
El hombre por fin accedió después de un laberinto de palabras reproducible e inconsecuente para la narración.
Lo importante era que si nos manteníamos lo suficiente podríamos ganar. Si esta se convertía en una guerra sin fin terminábamos desarmados. Llamé otra vez al gordito, quiero lo de inteligencia…
¿Ahora?, me preguntó con cara de asombro. “Exacto” escupí. Era hora de llamar a la familia no hay otra posibilidad. Otra vez, esperando como idiota pero al fin, contesto mi mujer angustiada la pobre. Quizás se le moría el marido. Todo el mundo sabía quienes éramos así que no había muchas posibilidades de huir.
Mi hijo estaba en igual situación pero su edad y su distancia geográfica lo mantenían alejado de todo este desastre.
Mil lágrimas llegaban desde el otro lado del teléfono, se sabe eso cuando el tono de voz tiene la textura de angustia particular, que llega mostrar imperceptible la comunicación por unos momentos. Pero le agradezco el apoyo, cualquier otra en su lugar se hubiera dio cuando oyó las locuras de su marido. Pero tal vez por temor se quedó, otra de las ambigüedades de mi vida.
“Mañana podes ser la segunda mujer de la república, no llores demás, es necesario, todo va salir bien” expliqué, con una confianza muy falsa pero para que mortificarla. O mejor dicho para que más seguir a ella mortificando. Por suerte, mi madre esta muerta, sino ella como era hubiera sido capaz de irse a meter a la Plaza de Mayo.
Todo esto pasaba entre las muestras de preocupación de mi mujer, las cuales estaban en mis oídos pero no llegaban a mi cabeza. Por momentos, estaba en otra parte, eso ayuda a mantener la cordura en momentos como este. Un “todo va ir bien” salio de mi boca.
En eso veo al gordo, que no se aún en el día de hoy como se llama, pero le puse Mr. Green. El mejor de todos los empleados que tuve alguna vez.
Los informes de inteligencia todos impresos en los pedazos de papel que se encontraron por ahí. De hecho por suerte en ese edificio hay bastante papel.
Tendríamos que hablar con el Obispo o alguien para que no nos masacren, igual es probable que si perdemos, la Iglesia se ha cómplice en nuestro castigo. Los comunistas son los traidores de esta revolución no asomaron su asquerosas narices por aquí estamos solos ridículamente. El reloj que puedo ver me dice que son las de la mañana en tres horas hay sol. Significa muerte.
El ejercito nos quiere aplastar, van usar artillería parece. Otra vez mi útil amigo Mr Green, interviene con un solo si es necesario. Suponen que son solo los pibes de secundario usted y el señor Ribas lo que están acá. También se supone una rendición rápida. El presidente espera una gloriosa victoria.

Me puse a mirar por la ventana de otro lado, estaba el objetivo tomar la Rosada e iniciar veinte años de cambio. Todos los que puedan ver el tamaño de lo que ha pasado a hasta ahora dudarán mucho, de que esto pueda ser posible. Para mañana seremos gobierno.
Se acercan tres pendejos todos de catorce o quince según mi suposición. Viene gente, saco la geta por la ventana. Los del partido.
Así llegaron a las puertas con todo lo necesario, armas, municiones, diversos insumos médicos. Todo en perfecto estado. Comprado por el partido eso me sorprendió mucho. Pero bueno algo tenían que gastar. Por eso se me ocurrió, la posibilidad de sacar todos los heridos graves de ahí.
Con mucha suerte pudimos hacerlo y así continuar, hacia la mañana más dramática de mi vida.
Solo considerar los hechos que hasta ahora se han dado me da una impresión terrible. Pero ya uno se puede acostumbrar a esto. Cada día es más fácil, proverbio de mujer de la vida. De la mala vida.

Miré el edificio, convoque al jefe de las fuerzas del partido. El tipo me miraba con mucho desprecio, era la basura que lo mandaba a él, súper soldado como era. Pero eso no me importaba mucho. “Yo hablo en nombre del partido”- eso dije y lo miré de forma que entendiera de entrada. [Posteriormente lo ejecute, por que estoy convencido hasta el día de hoy que era conspirador], esas cosas no se perdonan.
Democracia, pan y trabajo. Ahora se ve bien el mensaje. Pero no creo que prenda mucho en esta situación.
Los tipos recién llegados que cuidarán la entrada a cualquier costo. Por eso los otros pibes, deben prepararse para defender los pisos superiores y el resto del complejo. Salio el sol, pude ver como para mi inequívoca estupefacción, llegaban tanques y artillería. Infantería que nos iba por lo menos a triplicar.

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