En su definición técnica, guerra psicológica, o guerra sin fusiles, es el empleo planificado de la propaganda y de la acción psicológica orientadas a direccionar conductas, en la búsqueda de objetivos de control social, político o militar, sin recurrir al uso de la armas.
Como en la guerra militar, un plan de guerra psicológica está destinado a aniquilar, controlar o asimilar al enemigo.
El fin de la guerra psicológica es destruir la moral del enemigo para lograr la victoria militar y para ello se emplean dos métodos diferentes, uno el militar y otro el político. El método militar se practica en los campos de batalla, directamente contra el combatiente, mientras que el método político se dirige hacia la retaguardia, básicamente contra la población civil.
Desde antes de 1939 se practicó la guerra psicológica, pero durante la Segunda Guerra Mundial, tomó características de ciencia, debido a que se pudieron emplear técnicas que no se usaron antes, debido a las limitaciones que imponía el desarrolló tecnológico de la época. Pero, aparte de las ventajas que otorgaba la tecnología, la sutileza y el refinamiento de los métodos empleados, hizo que las actividades en este campo tomaran características muy especiales durante la Segunda Guerra Mundial.
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