http://www.almendron.com/historia/antigua/teatro/teatro_01/teatro_013.htm
LOS EDIFICIOS:
Roma contó muy tarde con edificios teatrales. Anteriormente, la representación se hacía mediante estructuras efímeras de madera; el primer teatro estable fue construido por Pompeyo Magno que lo justificó como anejo al Templo de la
Libertad en Roma.
El teatro fue elemento indispensable de las festividades religiosas y públicas, siguiendo en ello las tendencias griegas. Las comedias de Plauto y de Terencio son un ejemplo evidente al indicar su tradición textual los festivales en que fueron representadas. El uso político del teatro ha sido ya comentado al hablar de sus orígenes en Roma; los ediles leen o se hacen leer las obras para controlar su contenido en aras no sólo de la moral pública sino de la conveniencia política.
Por lo que a la acción teatral respecta, hemos de destacar que las formas clásicas griegas prácticamente se bastan con los frentes de escena tradicionales de tres puertas que tienen un significado convencional para el movimiento teatral. Esto no impide que se añadan elementos de tramoya o incluso grúas de las que se descuelgan personajes de donde el famoso dicho deus ex machina. Evidentemente, cuando se trata de mimo o de pantomino, el decorado es más realista y complejo.
Los edificios proporcionan cada vez mejores adelantos para comodidad del público y eficacia escénica: cubiertas de tela protegen del sol en forma de toldos, o bien de la base del escenario se eleva un telón movido por complejos sistemas de poleas y contrapesos. Se añaden jardines (peristilos) y fuentes lujosamente decoradas de manera que constituyen, más allá de la propia representación teatral, espacios urbanos de recreo.
El teatro, como espacio público de representación, cobra múltiples usos que van seguramente desde asambleas a declamaciones y conciertos. Su espacio va siendo cada vez más profusa mente ornamentado y se va vinculando a él, en época imperial romana, la representación dinástica como homenaje a la augusta familia. Las figuras de emperadores en edificios teatrales son más que frecuentes y los centros de exaltación o de culto imperial relacionados con estos edificios se repiten, al menos en época julio-claudia y flavia, momento de la construcción de la mayoría de los grandes teatros [Figura 6].
La decadencia del teatro es evidente en época tardía cuando estos edificios son literalmente asaltados y ocupados por viviendas, comercios o talleres que se encaraman y se cuelgan de sus graderíos y escenario. Se trata de un indicio evidente de la seria condena a la que es sometido el teatro tradicional por parte del cristianismo.
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