Del latín “res”, cosa, y “cogito”, pensar. La mente o substancia pensante.
El atributo por el que conocemos esta substancia, el que constituye su esencia y del que dependen todas las demás es el pensamiento. Todas las propiedades que encontramos en la “res cogitans” no son sino diferentes modos de pensar: la imaginación, el sentimiento y la voluntad, dependen de tal modo de una cosa que piensa, que no podemos concebirlos sin ella. Recordamos que, en realidad, con “pensar” no se refiere aquí Descartes al pensamiento en sentido estricto sino propiamente al “ser consciente de”, a todo aquello que puede estar acompañado de consciencia. Por esto, como nos dice en las “Meditaciones Metafísicas”, “una cosa que piensa es una cosa que duda, que entiende, que concibe, que afirma, que niega, que quiere, que no quiere, que imagina también y que siente”.
Crónica de un inundado, primera parte
Hace 2 semanas
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