martes, 20 de mayo de 2008

Michel Foucault parte 2

Post-1968: Foucault el activista

Tras los eventos del Mayo Francés, el gobierno de ese país creó una nueva universidad experimental en Vincennes. Foucault se convirtió en la primera cabeza de su departamento de filosofía en diciembre de ese año, y reclutó principalmente a jóvenes académicos izquierdistas. El radicalismo de uno de ellos (Judith Miller), provocó que el ministerio francés retirara la acreditación del departamento. En esa época Foucault fue notorio por unirse a estudiantes en tomas de facultades y en sus enfrentamientos con la policía.

La estancia de Foucault en Vincennes fue breve, ya que en 1970 fue electo al grupo académico más prestigiado de Francia, el Collège de France, para la cátedra Historia de los sistemas de pensamiento. Se involucró aún más en la política, sobre todo a raíz de que su pareja, Defert, se había unido al grupo ultra-maoísta Gauche Proletarienne, con el que Foucault tuvo una subsecuente relación distante. Foucault ayudó a fundar el Prison Information Group (Groupe d'Information sur les Prisons-GIP) para ayudar a los prisioneros a hacer públicos sus reclamos. Su politización se manifestaría en su trabajo con Surveiller et Punir (Vigilar y Castigar), que narra las micro-estructuras de poder formadas en las sociedades industrializadas a partir del siglo XVIII, especialmente en las prisiones y las escuelas.


Foucault sobre la edad del consentimiento

Artículo principal: La ley del pudor
Michel Foucault tiene también alguna participación en la vida política. En 1977, cuando una Comisión del Parlamento francés discutía una reforma del Código Penal Francés, él firmó una petición junto a Jacques Derrida y Louis Althusser, entre otros, pidiendo la anulación de algunos de los artículos de la ley para despenalizar todas las relaciones consentidas entre los adultos y los menores de quince años (la edad de consentimiento en Francia). El creía que el sistema penal sustituía el castigo de los actos criminales por la creación de la figura de un individuo peligroso para la sociedad (sin tener en cuenta el verdadero crimen), y predijo que vendría una sociedad de peligros, en la cual la sexualidad sería una especie de peligro errante, un “fantasma”. Enfatizó que eso sería posible gracias al establecimiento de un “nuevo poder médico”, interesado en obtener los beneficios que provienen del tratamiento de estos “individuos peligrosos”.


Sus últimos años:
Para finales de los setenta el activismo político en Francia decayó, y la mayoría de los maoistas cayeron en la desilusión. Muchos de ellos tuvieron un cambio rotundo en sus posiciones ideológicas, y se volvieron los 'Nuevos Filósofos', quienes citaban con frecuencia a Foucault como su principal influencia. Estatus que provocaba sentimientos encontrados en Foucault. En esta época Foucault inició su obra monumental sobre La historia de la sexualidad, que nunca terminaría. Su primer volumen, La voluntad de saber, fue publicado en 1976, y tiene mucho en común con Vigilar y castigar. El segundo volumen, así como el tercero, no aparecieron sino hasta ocho años después, y sorprendieron a sus lectores por su estilo relativamente tradicional, su tema de estudio (textos clásicos griegos y latinos) y su aproximación, particularmente la concentración de Foucault en el sujeto, un concepto que había tendido a denigrar previamente. Foucault muere en París debido a una enfermedad relacionada con el SIDA en 1984.

Su obra

Sus obras, desde Historia de la locura en la época clásica a La Historia de la Sexualidad (inconclusa a su muerte) se ubican dentro de una filosofía del conocimiento. Sus teorías sobre el saber, el poder y el sujeto rompieron con las concepciones modernas de estos términos, por lo que es considerado un postmodernista. Aunque a Foucault no le interesaba la etiqueta, argumentando que prefería discutir la definición de 'modernidad'. Sus primeras obras (Historia de la locura, El nacimiento de la clínica, Las palabras y las cosas, La arqueología del saber) seguían una línea estructuralista, pero se le considera generalmente como un postestructuralista debido a que a pesar de que compartía con el estructuralismo algunas líneas de pensamiento, careció siempre de la pretensión de cientificidad característica de esta corriente, recalcando el abismo que se abre entre "las palabras y las cosas". Además de estos libros, se han publicado transcripciones de algunos de sus cursos dictados en el College de France y numerosas entrevistas.

PODER

Foucault trata principalmente el tema del poder, rompiendo con las concepciones clásicas de este término. Para él, el poder no puede ser localizado en una institución, o en el Estado, por lo tanto, la "toma de poder" planteada por los marxistas no sería posible. El poder no es considerado como algo que el individuo cede al soberano (concepción contractual jurídico-política), sino que es una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad determinada. Por lo tanto, el poder, al ser relación, está en todas partes, el sujeto está atravesado por relaciones de poder, no puede ser considerado independientemente de ellas. El poder, según Foucault, no sólo reprime, sino que también, produce efectos de verdad y produce saber.

Michel Foucault señala el surgimiento de un biopoder que absorbe el antiguo derecho de vida y muerte que el soberano detentaba y que pretende convertir la vida en objeto administrable por parte del poder. En este sentido, la vida regulada debe ser protegida, diversificada y expandida. Su reverso, y en cierto sentido su efecto, es que para tales efectos es necesario justamente contar con la muerte, ya sea en la forma de la pena capital, la represión política, la eugenesia, el genocidio, etc, como una posibilidad que se ejerce sobre la vida por parte del poder que se fundamenta en su cuidado. Foucault distingue dos técnicas de biopoder que surgen en los siglos XVII y XVIII:

Anatomopolítica. Se caracteriza por ser una tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos, sus comportamientos y su cuerpo con el fin de anatomizarlos, es decir, producir cuerpos dóciles y fragmentados. Está basada en la disciplina como instrumento de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos; los individuos particulares. Vigilancia, control, intensificación del rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, etc. Todas estas categorías aplicadas al individuo concreto constituyen una disciplina anatomopolítica.
Biopolítica. Tiene como objeto a poblaciones humanas, grupos de seres vivos regidos por procesos y leyes biológicas. Esta entidad biológica posee tasas conmensurables de natalidad, mortalidad, morbilidad, movilidad en los territorios, etc, que pueden usarse para controlarla en la dirección que se desee. De este modo, según la perspectiva foucaultiana, el poder se torna materialista y menos jurídico, ya que ahora debe tratar respectivamente, a través de las técnicas señaladas, con el cuerpo y la vida, el individuo y la especie.

Cabe agregar que el punto de articulación entre ambas técnicas radica en el control del sexo como mecanismo de producción disciplinal del cuerpo y las regulaciones de poblaciones. Para el autor, el desarrollo del biopoder y sus técnicas constituyen una verdadera revolución en la historia de la especie humana, ya que la vida está completamente invadida y gestionada por el poder y fue fundamental para la expansión del capitalismo al crear los instrumentos para la inserción “controlada de los cuerpos en el aparato de producción y mediante un ajuste de los fenómenos de población a los procesos económicos” que generó una expansión inaudita de la acumulación de capital. Aún más, lo inédito es que lo biológico se refleja en lo político, produciendo que la existencia vital entre de lleno en la modernidad, ya que los humanos, en función del poder que los rige, se juegan la vida en la política. Los efectos del biopoder hicieron que las sociedades se volvieran normalizadoras usando como pretexto la ley, y las resistencias a dicho poder entraron al campo de batalla que éste delimitó previamente, ya que se centraron justamente en el derecho a la vida, al cuerpo, desplazando a otros objetos de luchas.[1] En el plano de la subjetivación la modernidad se sirvió del poder pastoral. Dicho concepto hace referencia a cómo el estado moderno integró en sí una antigua forma de poder creada por las instituciones cristianas. Éstas se relacionan con los individuos y la comunidad de forma pastoral, es decir, se preocupa de todos y cada uno por separado (en una relación individual como en la confesión y el circuito de los sacramentos) durante toda su vida, para asegurar su salvación en el más allá, en oposición al poder político que es inmanente. Dicho poder se ejerce explorando y guiando las almas y conciencias de los individuos produciendo una verdad de sí. El estado moderno subsumió algunas de estas características creando una matriz de individualización, que pretende que esta salvación del individuo se convierta en un aseguramiento de su vida cotidiana frente a la incertidumbres de la reproducción material de la vida. Las funciones pastorales fueron asumidas por diversos funcionarios e instituciones del estado; policías, maestros, médicos, psiquiatras, etc, y por el tejido social mismo, particularmente la familia. El resultado es la producción deliberada de una forma de subjetividad. La sociedad en su conjunto fue movilizada por el estado y sus instituciones para asumir las tareas pastorales, que son, en definitiva, relaciones de poder que lejos de competir entre ellas, provocan una sinergia eficiente gracias a una adecuada delimitación por parte de las instituciones y las disciplinas en su penetración de los individuos. Más sobre este concepto en “Omnes et singulatium: hacia una crítica de la razón política” En “La vida de los hombres infames.” Edit. La Piqueta, 1990. Igualmente, “La filosofía analítica de la política.” En Foucault, M. “Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales. Volumen III.” Op. Cit. Pág. 124 y siguientes. Finalmente, “El sujeto y el poder.” En Dreyfus, Hubert y Ravinov, Paul. “Michel Foucault; más allá del estructuralismo y la hermenéutica.” Edic. de la UNAM. México D.F. 1998. Pág. 232 y siguientes. También, Christian Retamal. "Crisis y pespectivas del pensamiento utópico en el contxto de la globalización". Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. 2003. Sobre las aplicaciones políticas actuales de estas ideas C. Retamal; "Las fronteras como gestión de la fluidez existencial". En el Rapto de Europa, nº 4[1]. . Para las derivaciones del pensamiento de Foucault en otros pensadores ver metáfora del jardinero

Discursos

Desarrolló una Teoría del discurso, que utilizó para problematizar instituciones como hospitales, manicomios, prisiones y escuelas. Su análisis no se centra únicamente en el aparato coercitivo y en su funcionamiento, sino en los discursos, es decir, el lenguaje de las disciplinas que definen qué es un ser humano. Se trata de los lenguajes de la burocracia, de la administración, de la medicina o del psicoanálisis; en definitiva, los lenguajes del poder —los cuales no son descriptivos sino normativos, puesto que definen y disponen— tienen el poder de excluir al individuo del cielo de la sociedad y de determinar las condiciones de su admisión en ella: capacidad jurídica, conciencia moral, formación, o disciplina. Al igual que Theodor Adorno, plantea el binomio de lenguaje y poder, y denomina discurso a estos sistemas de dominación con límites y competencias perfectamente definidos.

El nacimiento de la clínica

El segundo trabajo importante de Foucault fue publicado en 1963 en Francia. El libro traza el desarrollo de la medicina, específicamente la institución de la clínica. Uno de los temas centrales es el de la observación o mirada atenta (regard).

Foucault explica que el nacimiento de la clínica privada lo llevaron a cabo para evitar la "mirada pública" del médico, la que constituía al paciente en un objeto de estudio universal, para el futuro, para otra generaciones, para el desarrollo de la ciencia. Los ricos, digamos, elaboran la clínica para resguardarse de la mirada impúdica de la ciencia, y llevarse sus enfermedades, fiebres y miedos con ellos.

Las palabras y las cosas

Publicado en 1966, empieza con una larguísima discusión de Las Meninas del pintor español Diego Velázquez, en atención a su complejo juego de miradas, ocultamientos y apariciones. De ahí desarrolla su argumento central: que todos los periodos de la historia poseen ciertas condiciones fundamentales de verdad que consituyen lo que es aceptable como, por ejemplo, el discurso científico. Foucault argumenta que estas condiciones de discurso cambian a través del tiempo, mediante cambios generales y relativamente repentinos, de un episteme a otro.

Las palabras y las cosas, profunda reflexión sobre el ser hablante, o mejor dicho ser hablado, el universo humano y la posibilidad humana de conocimiento, se inspira en la lecturas de Foucault de la obra de Jorge Luis Borges. Les mots et les choses es una obra capital, dentro de la significativa labor intelectual de Michel Foucault, y puso al autor en el primer plano intelectual en la historia del pensamiento. Jean-Paul Sartre criticó a Foucault como el 'último bastión de la burguesía' a propósito de esta obra de gran importancia.

La arqueología del saber

Publicado en 1969, este volumen representa la principal aventura de Michel Foucault en metodología. Lo escribió para lidiar con la percepción que se tenía de Las palabras y las cosas. Hace referencia a la filosofía analítica angloamericana, en particular a la teoría del acto discursivo. Foucault dirige su análisis hacía la oración, la unidad básica del discurso que considera ignorada hasta ese momento. Las oraciones dependen de las condiciones en las que emergen y existen dentro del campo del discurso. No son proposiciones, ni declaraciones ni actos discursivos. En su análisis, Foucault considera los actos dicursivos serios en cuanto a su análisis literal, en lugar de buscar algún significado más profundo. Es importante notar que Foucault reitera que su análisis es una táctica más, y que de ninguna manera está tratando de desplazar o invalidar otras formás de analizar el discurso. La postura de Foucault respecto de las oraciones es radical. No sólo elimina cuestiones sobre verdad, sino inclusive cuestiones de significado. En lugar de buscar el origen del significado en algún sujeto trascendental o en relación con las prácticas aceptadas, Foucault niega que el significado tenga importancia alguna en su trabajo. Su estrategia es describir en detalle cómo surgen las afirmaciones de verdad, qué fue lo que de hecho se dijo y escribió, y cómo esto encaja en la formación de los discursos. Quiere evitar toda interpretación y alejarse de los objetivos de la hermenéutica. Esta postura permite que Foucault se aleje del punto de vista antropológico y se enfoque en el papel de las prácticas discursivas. Renunciar al significado pareciera acercar a Foucault al estructuralismo. Sin embargo, él se rehusa a examinar a las oraciones fuera de su papel en la formación discursiva y también se rehusa a examinar posibles oraciones que podrían surgir de tal formación. De aquí surge su identidad como historiador, pues sólo le interesa describir oraciones que, de hecho, ocurrieron en la historia. Todo el sistema y sus reglas discursivas determinan la identidad de la oración; por lo tanto, no tiene sentido distinguir las oraciones posibles de las ocurridas. Sólo las oraciones que de hecho ocurren son las que pueden ocurrir en un sistema discursivo. Así que uno debe meramente describir sistemas específicos que determinan qué tipos de oraciones pueden surgir.

Vigilar y castigar [editar]Surveiller et punir: Naissance de la prison se publicó en 1975. El libro empieza con una descripción muy gráfica de la ejecución pública del parricida Damiens en 1757. Contra esta, Foucault expone una prisión gris, 80 años después y busca entender cómo pudo ocurrir tal cambio en la forma de castigar a los convictos en un período tan corto.

Estas dos formas de castigo tan contrastantes son dos ejemplos de lo que Foucault llama "tecnologías de castigo". La primera, la tecnología de castigo 'monárquica', consiste en la represión de la población mediante ejecuciones públicas y tortura. La segunda, el "castigo disciplinario", según Foucault, es la forma de castigo practicada hoy día. El castigo disciplinario le da a los "profesionales" (psicólogos, facilitadores, guardias, etc.) poder sobre el prisionero: la duración de la estancia depende la opinión de los profesionales.

Foucault compara la sociedad moderna con el diseño de prisiones llamadas "Panopticón" de Jeremy Bentham (que nunca fue construida, pero sí fue tomada en cuenta): en el panopticón, un solo guardia puede vigilar a muchos prisioneros mientras el guardia no puede ser visto. El oscuro calabozo de la pre-modernidad ha sido reemplazado por la moderna prisión brillante, pero Foucault advierte que "la visibilidad es una trampa". Es a través de esta óptica de vigilancia, dice Foucault, que la sociedad moderna ejercita sus sistemas de control de poder y conocimiento (términos que Foucault considera tan íntimamente ligados que con frecuencia habla del concepto "poder-conocimiento"lll). Foucault sugiere que por todos los niveles de la sociedad moderna existe un tipo de 'prisión continua', desde las cárceles de máxima seguridad, trabajadores sociales, la policía, los maestros, hasta nuestro trabajo diario y vida cotidiana. Todo está conectado mediante la vigilancia (deliberada o no) de unos seres humanos por otros, en busca de la 'normalización'.


Historia de la sexualidad [editar]Hasta antes de la muerte de Foucault se habían publicado tres volúmenes de la Historia de la sexualidad. El primero es el más leído, La voluntad de saber, se publicó en Francia en 1976. Se enfoca en los dos últimos siglos y en el funcionamiento de la sexualidad como régimen de poder, en relación con la emergencia del bio-poder. Éste sistema de control foucaultiano se basa en la bio-política, a la que concibe como el "control total sobre los cuerpos vivos", es decir, todas las políticas económicas, geográficas y demográficas que establece el poder para el control social. Hemos de tener claro que "el poder", en el ideario de Foucault, no es un trono; no está en la Casa Blanca ni en Bruselas, ni se puede tomar ocupando La Bastilla o el Palacio de Invierno. El poder se encuentra difuso, fragmentado, deslocalizado, es ubicuo, e impregna todas las relaciones sociales. El bio-sindicalismo, según Foucault, se trata de eso, del sujeto ético que pretende erradicar ese poder transversal de las relaciones que establece. En este volumen ataca las "hipótesis represivas", la creencia común de que hemos "reprimido" nuestros impulsos sexuales particularmente desde el siglo XIX. En concreto, el autor propone una visión de la sexualidad como algo, más que reprimido, "promovido", a través de la construcción discursiva del sexo. Sin embargo, ésta supuesta libertad sexual se enfrenta continuamente al "control sobre los cuerpos vivos", y el derecho de espada, la muerte, típica de sociedades disciplinarias, ha cedido el paso a la "interiorización de la norma", mecanismos más acordes con las sociedades de control en las que vivimos. Por tanto, el autor concibe el discurso sexual y la libertad sexual "lograda" en las últimas décadas (o sencillamente deseada por aquellos que defienden la libertad) como un dispositivo falso, que pretende distraer de lo que debe ser verdaderamente objeto de lucha en nuestra sociedad: el control sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros deseos y pasiones: la destrucción del bio-poder. Los siguientes volúmenes, El uso de los placeres y La inquietud de sí, lidian con el papel del sexo en la antigüedad griega y romana. Los dos fueron publicados el año de la muerte de Foucault, en 1984. Un cuarto volumen que lidiaba con la era cristiana estaba casi terminado a su muerte, pero aún no ha sido publicado.

Disertaciones/Conferencias:
Desde 1970 y hasta su muerte en 1984, Foucault dio regularmente un curso de lecturas y seminarios semanales en el Collège de France como requisito para su puesto de académico. Todas estas disertaciones fueron grabadas, y las transcripciones de Foucault también se conservan. En 1970 se empezaron a publicar estas lecturas en francés, que forman parte de su entorno sistemático.

Trabajos Principales

Enfermedad mental y personalidad / Maladie mentale et personnalité (1954); reed. Maladie mentale et psychologie (1962)
Historia de la locura en la época clásica / Histoire de la folie à l'âge classique - Folie et déraison (1961)
Raymond Roussel, Paris, Gallimard, 1963, réédition poche folio-essai.
El nacimiento de la clínica / Naissance de la clinique - une archéologie du regard médical (1963) (éditions PUF)
Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas / Les mots et les choses - une archéologie des sciences humaines (1966)
El pensamiento del afuera / La pensée du dehors (1966)
La arqueología del saber / L'archéologie du savoir (1969)
Siete sentencias sobre el séptimo ángel / Sept propos sur le septième ange (1970)
El orden del discurso / L'ordre du discours (1970)
Esto no es una pipa / Ceci n'est pas une pipe (1973)
Vigilar y Castigar / Surveiller et punir (1975)
Historia de la sexualidad, Tomo 1: La voluntad de saber / Histoire de la sexualité, volume 1. La volonté de savoir, Paris, Gallimard, 1976.
Historia de la sexualidad, Tomo 2: El uso de los placeres / Histoire de la sexualité, volume 2. L’usage des plaisirs, Paris, Gallimard, 1984.
Historia de la sexualidad, Tomo 3: La inquietud de sí / Histoire de la sexualité, volume 3. Le souci de soi, Paris, Gallimard,1984.

Influencias en el trabajo de Foucault

Entre los pensadores que influyeron de manera importante en Foucault destacan:

Louis Althusser — Estructuralista francés, filósofo marxista y en algún momento maestro de Foucault.
Georges Bataille — Político francés Nietzscheano y filósofo de la estética.
Georges Canguilhem — Historiador de la ciencia francés.
Gilles Deleuze — Filósofo francés. Un gran amigo y aliado de Foucault a principios de los 70.
Georges Dumézil — Estructuralista mitologista francés, conocido por su reconstrucción de la mitología Indo-Aria.
Martin Heidegger — Filósofo alemán cuya influencia en la Francia de la post-guerra fue enorme. Foucault rara vez lo mencionaba, pero lo llamaba “el filósofo esencial”.
Jean Hyppolite — Académico francés experto en Hegel. Fue maestro de Foucault en algún momento de su khâgne.
Karl Marx — La influencia de Marx dominó la vida intelectual francesa de 1945 hasta finales de los 70. Foucault tuvo frecuentes diferencias con los marxistas, pero decía citar a Marx sin admitirlo, como una especie de juego.
Maurice Merleau-Ponty — Filósofo francés, en algún momento maestro de Foucault. Fenomenologista que contribuyó considerablemente a la popularización del estructuralismo de Saussure dentro de la comunidad filosófica.
Friedrich Nietzsche — Filósofo alemán que influyó en la concepción de sociedad y poder de Foucault.
Roland Barthes — Crítico literario post-estructuralista francés muy cercano a Foucault en algún momento.

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