jueves, 30 de octubre de 2008

Ursula Vargues


Bernie Dexter




Razón de Estado

Estrictamente hablando, la Razón de Estado es un término acuñado por Nicolás Maquiavelo para referirse a las medidas excepcionales que ejerce un gobernante con objeto de conservar o incrementar la salud y fuerza de un Estado, bajo el supuesto de que la pervivencia de dicho Estado es un valor superior a otros derechos individuales o colectivos.
Dichas medidas adoptadas pueden ser perfectamente legales como por ejemplo, la construcción de un embalse que obligue al desalojo de millones de personas para asegurar el abastecimiento de agua, pero pueden también contradecir los principios básicos que defiende el propio Estado, como es el caso de los asesinatos de dirigentes políticos, o llegar al terrorismo de Estado.
La razón de Estado está estrechamente vinculada con el problema de la legitimidad que pudiera tener el Estado para tomar este tipo de medidas y con el problema de proporcionalidad en el medio empleado en relación al beneficio obtenido o esperado (por ejemplo, el bombardeo nuclear de otro estado rival existiendo otros métodos para solucionar el conflicto).
No obstante ello, con gran frecuencia la razón de Estado se ha utilizado para justificar medidas de dudosa ética o abiertamente tiránicas, utilizándose este motivo para lograr la permanencia de un gobierno o sistema de gobierno determinados; por ejemplo, el cambio incluso violento, de un sistema de gobierno liberal a uno con una concepción política marxista, no tendría porque amenazar la existencia misma de un Estado.
Por ello la expresión ha cobrado muy mala fama y conlleva una significación negativa. Hasta tal extremo, que en la actualidad "por razón de Estado" se utiliza de manera generalizada para definir las medidas ilegales o ilegítimas tomadas por un Gobierno con intención de mantener el orden establecido o mejorar su posición frente a enemigos y disidentes.
Fue quizás el cardenal Richelieu quien primero utilizó de manera extensiva la razón de Estado para garantizar la supervivencia de un determinado orden, atendiendo únicamente a una supuesta razón y sin considerar la naturaleza ética de los medios utilizados: la razón de Estado estima lícito un mal menor si con ello se evita un mal mayor.
La filosofía política y la ciencia jurídica contemporánea prestan gran atención a este concepto y sus derivaciones. En general, suele entenderse que la razón de Estado no debería exceder los límites de la legitimidad del Estado.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Raz%C3%B3n_de_Estado"

Cardenal Richelieu

Armand-Jean du Plessis, cardenal-duque de Richelieu (París, 9 de septiembre de 1585 – ibídem, 4 de diciembre de 1642), fue un prelado, noble y hombre de estado francés.
Nombrado obispo en 1607, entró en la política, convirtiéndose en Secretario de Estado, en 1616. Richelieu pronto alcanzó un gran poder en la Iglesia católica y en el Reino de Francia, convirtiéndose en cardenal en 1622, y en el primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte en 1642, siendo sucedido por el también cardenal Julio Mazarino.
Como primer ministro de Francia, consolidó la monarquía francesa luchando contra las diversas facciones domésticas. Para contrarrestar el poder de la nobleza, transformó Francia en un fuerte estado centralizado. Su política exterior fundamental fue contrarrestar el poder de la dinastía austro-hispánica de los Habsburgo, entonces reinante en España y en el Sacro Imperio Romano Germánico. Para ello, aún siendo un ministro católico, no dudó en aliarse con los protestantes para alcanzar dicho objetivo. Fue particularmente notoria su intervención en la Guerra de los Treinta Años, que terminó con la Paz de Westfalia.
Su apoyo a la expansión ultramarina le hizo fundar asentamientos en Nueva Francia, Guadalupe, Guayana, Martinica, Senegal, Madagascar y Reunión.
Richelieu fue también famoso por su mecenazgo del arte y por fundar la Académie française, la institución que cuida del francés. Es también conocido por el sobrenombre de l'Éminence rouge ("La eminencia roja"), por las vestiduras púrpuras de los cardenales.

Biografía :

Primeros años del Cardenal Richelieu :

Nacido en París en 1585, Richelieu era el cuarto de cinco hermanos y el tercer hijo varón. Su familia provenía de la nobleza de Poitou. Su padre, François du Plessis, señor de Richelieu, fue Gran Preboste de Francia; su madre, Suzanne de La Porte, era hija de un prestigioso abogado del Parlamento de París. Su padre murió cuando sólo tenía 5 años, durante las Guerras de religión de Francia, dejando a la familia en una delicada situación económica. A la edad de nueve años, el joven Richelieu fue enviado al Colegio de Navarra y más tarde ingresaría en la Academia de Pluvinel para seguir su formación como gentilhombre y militar.
Por cesión de Enrique III de Francia en 1584 al Gran Preboste, la familia du Plessis disponía del obispado de Luçon. Tras la muerte del último obispo (tío abuelo de Armand-Jean), la ciudad disponía de un obispo interino en espera de que su hermano Alphonse ocupara ese puesto. Pero Alphonse, de carácter un tanto extraño, rechazó convertirse en obispo de Luçon e ingresó en un convento como cartujo. Armand-Jean tuvo que abandonar la carrera militar, debido a problemas de salud, consistentes en graves fiebres, que no le permitían realizar la carrera militar que tanto quería, para reemplazar a su hermano. Era un cambio muy brusco en la orientación de su carrera, pero no lo dudó.
En 1606, Enrique IV nombró a Richelieu obispo de Luçon. Como aún no tenía la edad mínima requerida, fue necesario un viaje a Roma, para obtener una dispensa del Papa. Una vez obtenida ésta, en abril de 1607, Richelieu fue consagrado obispo. Poco después de tomar posesión efectiva de su diócesis, en 1608, Richelieu ya se mostraba como un activo obispo comprometido con las reformas propuestas por el Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563.
Fue por esta época, cuando Richelieu conoció a François Leclerc du Tremblay (más conocido como "Père Joseph" o "Padre Joseph"), un monje capuchino, el cual se convertiría en su hombre de confianza. Por esta cercanía al cardenal, así como por el color gris de sus hábitos se le conoció con el sobrenombre de l'Éminence grise ("la eminencia gris"). Con el tiempo, el padre Joseph colaboraría con Richelieu como negociador y diplomático.

Ascenso al poder:

En 1614, Richelieu, que resultó ser un importante defensor de los intereses y del poder político de los obispos al oponerse al cobro de impuestos a la iglesia, consiguió hacerse elegir por el clero de Poitou como diputado a los Estados Generales; además de defender las reformas introducidas en la Iglesia por el Concilio de Trento, con la oposición de la burguesía. En esta ocasión, fue elegido por María de Médicis como portavoz del clero en la sesión de clausura y su discurso le valió las simpatías de la reina madre. En noviembre de 1615, Richelieu es nombrado por la madre del rey, limosnero de la futura joven reina Ana de Austria, esposa de Luis XIII. En 1616 es nombrado Secretario de Estado para el Exterior y la Guerra, cargo que desempeñará, sólo durante cinco meses, hasta la caída del favorito Concino Concini.

Richelieu había prosperado al servicio de Concino Concini, principal ministro del reino y favorito de María de Médicis por aquel entonces. Igual que Concini, el obispo de Luçon se convirtió en uno de los más cercanos consejeros de María de Médicis. La reina madre que había sido regente durante la minoría de edad de Luis XIII, continuó manteniendo el poder efectivo tras la coronación y la declaración de mayoría de edad de su hijo en 1614. Su política era impopular en varias regiones de Francia, provocando diversas rebeliones entre los Grandes y numerosas intrigas contra ella y contra Concini. El principal instigador de la caída de Concini fue Charles de Luynes, halconero real y favorito del joven rey. En abril de 1617, aconsejado por Luynes, Luis XIII ordenó el arresto de Concini y su asesinato si oponía resistencia, como fue el caso. Muerto Concini, María de Médicis perdió todo su poder y fue exiliada de la Corte. Con su protector muerto, Richelieu fue destituido como Secretario de Estado y expulsado de la corte, acompañando a la reina madre en su exilio a Angulema. En 1618, debido a las sospechas del rey sobre sus intrigas para devolver a María de Médicis al poder, Richelieu fue exiliado a Avignon, por entonces territorio papal, donde escribió un catecismo titulado L'Instruction du chrétien («La Instrucción del Cristiano»).
En 1619, estando ausente Richelieu del entorno de la reina madre, María de Médicis escapa por una ventana de su confinamiento en el Castillo de Blois y dirige una rebelión aristocrática. El rey y el duque de Luynes, piensan entonces en Richelieu para aconsejar prudentemente a la reina y le encargan negociar con ella. Esta mediación cristalizó en el Tratado de Angulema (Traité d'Angoulême) en 1620, garantizando la libertad de María de Médicis, su pertenencia al Consejo Real y la paz con su hijo.
Con la muerte en 1621, del duque de Luynes, Richelieu recuperó su poder rápidamente. Ese año el rey lo propuso como Cardenal al papa Gregorio XV, quien accedió el 19 de abril de 1622. Tras ser nombrado miembro del Consejo Real el 29 de abril de 1624, maniobró contra el entonces principal ministro, Charles de La Vieuville, que fue arrestado por corrupción ese mismo año en agosto, dejando a Richelieu vía libre para ejercer de principal ministro. Las diversas crisis por las que atravesaba Francia, incluyendo una revuelta hugonote, hicieron del nuevo ministro-cardenal un consejero indispensable para el rey.

Etapa de primer ministro :

La política del Cardenal se centraba en 2 metas: centralizar el poder en Francia y neutralizar a los Habsburgo, reinantes en España y Alemania. Para ello, se alío con las rebeldes Provincias Unidas, en guerra con España y apoyó a los estados protestantes alemanes que se enfrentaban a los Habsburgo en la Guerra de los Treinta Años. Así mismo, buscó un acercamiento con Inglaterra, logrando acordar el matrimonio entre Enriqueta María, hermana del rey, y el futuro Carlos I de Inglaterra.
Al poco de ser nombrado primer ministro, se enfrentó a la crisis de Valtelina, un valle en Lombardía (norte de Italia). Para combatir la influencia de los Habsburgo (que controlaban el Milanesado), e impedir que este estratégico valle cayera en manos españolas, Richelieu apoyó a los protestantes suizos del cantón de los Grisones, que también lo reclamaban. Richelieu desplegó tropas en Valtelina, que expulsaron a las guarniciones papales. Este apoyo a una potencia protestante frente al papa, le ganó numerosos enemigos en la católica Francia.


Para consolidar el poder en Francia, el Cardenal suprimió el poder de la nobleza feudal, con medidas como la abolición del cargo de Condestable de Francia en 1626, o la destrucción de todas las fortalezas interiores del país (con la excepción de aquellas que se encontraban en la frontera y eran necesarias para la guerra). Esta última medida, dejó a los duques y condes del país sin defensas contra el rey en una hipotética rebelión. Estas medidas le granjearon el odio de la nobleza.
Otro obstáculo para la centralización del poder fue la división religiosa de Francia. Los Hugonotes, una facción protestante, disponían de una importante fuerza militar y estaban en una rebelión, con el apoyo del rey Carlos I de Inglaterra. En 1627, Richelieu ordenó al ejército real el asedio de la plaza de La Rochelle, bajo mando personal del Cardenal. Las expediciones de socorro comandadas por George Villiers, primer duque de Buckingham, fracasaron, capitulando la ciudad en 1628.
A pesar de su derrota en La Rochelle, los hugonotes, liderados por Henri de Rohan, continuaron la lucha. En 1629 fueron de nuevo derrotados, aceptando la Paz de Alais, que permitió a los hugonotes continuar con su culto, como había sido garantizado por el Edicto de Nantes, aunque Richelieu conseguía abolir sus fueros particulares. Rohan, a diferencia de la mayoría de los líderes rebeldes que se enfrentaron a Richelieu, no fue ejecutado, pasando a ser oficial del ejército francés.
Los Habsburgo españoles aprovecharon el conflicto interno francés para expandir su influencia en Italia. Para mantener ocupado al ejército francés, España financió a los rebeldes. Como respuesta, Richelieu, una vez ganada La Rochelle, lideró un ejército contra España en el norte de Francia.

En ultramar, como abogado de Samuel de Champlain y de la retención de Quebec, fundó la Compañía de Nueva Francia y vio como Quebec, por medio del Tratado de Saint-Germain-en-Laye, volvió al poder francés bajo Champlain, después de que el asentamiento fuese capturado por los hermanos británicos Kirke en 1629. Esto, en parte, permitió que la colonia desarrollara lo que sería el corazón de la francofonía en América del Norte.
Al año siguiente, la posición de Richelieu se vio seriamente amenazada por su antigua protectora, María de Médicis, que creía que el Cardenal le había robado su poder político, y le exigió la dimisión. Luis XIII no era, en un comienzo, contrario a este curso de acontecimientos, dadas sus pobres relaciones con el Cardenal. A pesar de este desagrado, el ministro fue capaz de convencerle. El 11 de noviembre de 1630, María de Médicis y el hermano del rey, Gastón, duque de Orleans, apoyaron la propuesta real de dimisión. El rey, persuadido por Richelieu, pronto dio marcha atrás. Fue el único día que el rey estuvo a punto de acabar con su valido. Esta muestra de apoyo, no obstante, no acabó con el desagrado que sentía por él. Richelieu, aprovechando la necesidad del rey de su apoyo, fue nombrado duque de Richelieu y Par de Francia.
Entre tanto, María de Médicis fue exiliada a Compiègne. Cuando ella y su hijo, el duque de Orleans, volvieron a conspirar contra el Cardenal, fracasaron. La nobleza fue definitivamente debilitada. La única rebelión seria fue la de Enrique, duque de Montmorency en 1632; Richelieu, decidido a terminar con la oposición, ordenó la ejecución del duque. Esta dureza por parte de Richelieu fue aplicada con la intención (y el resultado) de intimidar a sus enemigos. El cardenal asimismo creó una red de espías para mantener la seguridad.

Guerra de los Treinta Años :

Antes del ascenso al poder de Richelieu, la mayor parte de Europa se había visto envuelta en la Guerra de los Treinta Años. Los estados de los Habsburgo habían vencido a sus oponentes protestantes, incrementando su poder. Richelieu, alarmado por la influencia de Fernando II de Habsburgo, incitó a Suecia a intervenir. También aceptó prestar ayuda económica al rey Gustavo Adolfo II de manera encubierta, ya que Francia no estaba en guerra con el Sacro Imperio Romano Germánico. Mientras tanto, Francia y España continuaron con su enfrentamiento por el norte de Italia. Cuando en 1630, los embajadores franceses en Ratisbona acordaron la paz con los Habsburgos españoles, Richelieu se opuso y consiguió que Luis XIII no lo ratificara. El acuerdo habría prohibido las interferencias francesas en las hostilidades en Alemania.
Durante el inicio de la década de 1630, los príncipes protestantes alemanes lucharon contra las fuerzas católicas imperiales, y tras una serie de derrotas, en 1635 aceptaron la Paz de Praga. Francia se opuso a dicha paz, en la que los Habsburgo salían victoriosos, por lo que declaró la guerra al Sacro Imperio. Esta abierta alianza de Francia con los protestantes hizo que Richelieu fuera denunciado como un traidor de la Iglesia Católica. La guerra fue inicialmente desfavorable a los franceses, con varias victorias a favor de España y de Austria, que tras Corbie amenazaban París. sin embargo, no pudieron obtener una ventaja decisiva sobre los franceses, que con su contraataque sobre Italia y Cataluña hicieron replegarse a las fuerzas imperiales. La Sublevación de Cataluña dio una ventaja a los franceses, que reclamaron la soberanía sobre Cataluña. La guerra prosiguió en varios frentes, continuándose hasta después de la muerte de Richelieu.
Los gastos militares pusieron en peligro las finanzas reales, por lo que Richelieu creó la gabela (impuesto sobre la sal) y la taille (impuesto sobre la tierra). El clero, la nobleza y la alta burguesía evitaron el pago, así que la carga recayó en los segmentos más pobres de la población. Para facilitar el cobro de estos impuestos y luchar contra la corrupción, el Cardenal reemplazó los recaudadores locales por intendentes (funcionarios al servicio de la corona). Esta política no fue muy bien aceptada, produciéndose varias revueltas entre 1636 y 1639 que fueron violentamente sofocadas.

Muerte de Richelieu :

El cardenal Richelieu llegó a ser muy impopular en los últimos años de su vida. Antes de morir, recomendó al rey a su sucesor Mazarino. A su muerte dejó unos 20 millones de libras (fue uno de los hombre más ricos de su época y seguramente el más rico de la historia de Francia, con la única excepción de su sucesor el Cardenal Mazarino). Richelieu legó un millón de libras al rey, quien murió pocos meses después.
Tras su muerte, el 4 de diciembre de 1642, el también cardenal, Mazarino, le sucedió en el cargo.

Legado :

Francia :

La época de Richelieu fue un momento crucial de reforma en Francia. Al comienzo, la estructura política del país era básicamente feudal, con una nobleza poderosa y una gran variedad de leyes según el territorio. Las diferentes facciones nobles conspiraban periódicamente contra el rey, poseían sus propios ejércitos y se aliaban con potencias extranjeras. Esto dio paso a un estado centralizado bajo el Cardenal. Los intereses locales o religiosos fueron subordinados a los nacionales, representados por el rey.
Este período fue igualmente clave en política exterior para Francia, que, bajo la dirección de Richelieu contuvo la influencia de los Habsburgo. Richelieu no sobrevivió para ver el final de la Guerra de los Treinta Años que, sin embargo, terminó con la decadencia del Sacro Imperio y el ascenso de Francia.
Los éxitos del Cardenal fueron muy importantes para el sucesor de Luis XIII, Luis XIV. Éste continuó la obra de Richelieu, creando una monarquía absoluta, promulgando leyes en contra de la antaño poderosa aristocracia y eliminando todo rastro del poder hugonote con el Edicto de Fontainebleau. Luis XIV llevaría a cabo una exitosa política exterior gracias a su victoria en la Guerra de los Treinta Años, que estableció la hegemonía francesa. Dicha hegemonía perduraría hasta el fin del siglo XVII.
Richelieu sentó las bases del futuro Imperio Colonial Francés y de la posición como potencia en Europa que detenta actualmente.
Por estos argumentos, Richelieu es una personalidad histórica en Francia, al ser uno de los creadores de su espíritu nacional. Ha dado su nombre a una clase de navíos de guerra y a un portaaviones que luego sería renombrado Charles de Gaulle.
Su legado es también importante para el mundo entero: sus ideas de una nación fuerte y con una política exterior agresiva fueron la base de los estado modernos. Las actuales nociones de soberanía nacional e internacional derivan de sus teorías aplicadas en la Paz de Westfalia.
En su honor, una de las salas del Museo del Louvre tiene su nombre.

Críticas:

Richelieu es, asimismo, conocido por la manera autoritaria que usó para conservar el poder. Algunas de las acciones que realizó para este fin fueron la censura de la prensa, la creación de una red de espionaje interior, la prohibición de la discusión de asuntos políticos en asambleas públicas como el Parlamento de París (una corte de justicia) y la persecución y ejecución de rivales políticos. El historiador y filósofo canadiense John Ralston Saul se refirió a Richelieu como «el padre del estado moderno, el poder centralizado [y] de los modernos servicios secretos». Los motivos del Cardenal han sido foco de debate entre historiadores; mientras que unos lo ven como un patriota monárquico, otros lo ven como un cínico hambriento de poder (Voltaire incluso defendió que Richelieu causó guerras para ser indispensable al rey).


Alejandro Dumas :

La imagen posterior de este personaje se debe, sin embargo, al trabajo de Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, novela que describe al cardenal como un ministro codicioso y hambriento de poder. Las diversas adaptaciones de esta obra han dado unos personajes aún más deformados, como la película de 1993, que le muestra como un villano de cuento, sin ningún rasgo favorable.
A pesar de su escasa popularidad, Richelieu ha sido, ante todo, uno de los más hábiles políticos de la historia. Sus actos siempre miraban la salvaguarda de los intereses del estado. Se puede considerar un digno heredero de Maquiavelo. Trabajaba veinte horas al día, a pesar de sus dolencias crónicas. Alejandro Dumas lo retrató como un ser pérfido pero, en realidad, fue uno de los grandes edificadores del estado francés.

Arte y cultura :

Richelieu fue un famoso protector del arte. Él mismo, autor de varios escritos religiosos y políticos (el más famoso, su Testamento Político), financió a numerosos escritores. Amante del teatro, que en esa época no era considerado respetable, patrocinó a escritores como Pierre Corneille. El Cardenal, asimismo, fundó la Académie française, la principal sociedad literaria francesa. Aunque esta ya existía de forma no oficial, en 1635, Richelieu le consigue patente oficial. La Académie Française, compuesta de cuarenta miembros, promueve el francés y su literatura, siendo todavía hoy en día la autoridad competente en esa materia. La protección de Richelieu fue asumida en 1672, jefe de estado de Francia.
En 1622, Richelieu fue elegido proviseur o director de la Sorbona. Durante su mandato, se renovaron los edificios de la institución. Como obispo de Luçon, su estatua permanece en las afueras de la catedral.
Richelieu también se construyó un palacio en París, el Palais-Cardinal. El palacio, renombrado Palais Royal después de su muerte, es ahora la sede del Tribunal Constitucional de Francia, del Ministerio de Cultura y del Consejo de Estado. El arquitecto, Jacques Lemercier, también fue contratado para construir un castillo y una ciudad en Indre-et-Loire (a día de hoy, la ciudad y el castillo de Richelieu). En el castillo, el Cardenal reunió una de las mayores colecciones de arte de Europa con, entre otras, la escultura esclavos (del italiano Miguel Ángel Buonarroti) y pinturas de Pedro Pablo Rubens, Nicolas Poussin y Tiziano.

Bibliografía :


Belloc, Hilaire (1929). Richelieu: A Study. London: J. B. Lippincott.

Burckhardt, Carl J. (1967). Richelieu and His Age. (3 volumes). Translated by Bernard Hoy. New York: Harcourt Brace Jovanovich.

Levi, Anthony (2000). Cardinal Richelieu and the Making of France. New York: Carroll and Graf.

Lodge, Sir Richard (1896). Richelieu. London: Macmillan.

Richelieu, Armand Jean du Plessis, Cardinal et Duc de (1964). The Political Testament of Cardinal Richelieu. Translated by Henry Bertram Hill. Madison: University of Wisconsin Press.
Erlanger, Philippe (1999). Richelieu. Paris: Perrin.

Hildesheimer, Françoise (2004). Richelieu. Paris: Flammarion.

Bluche, François (2005). Richelieu: El guardián del poder real. Traducido al castellano por Virginia Batiston. Buenos Aires: El Ateneo.

Elliot, John H. (2002). Richelieu y Olivares. Traducción al castellano de Rafael Sánchez Mantero. Barcelona: Crítica.

Bailly, Auguste (2004). Richelieu. Pozuelo de Alarcón: Espasa-Calpe (Colección Austral 1433).

Carmona, Michel (1983). Richelieu: l'ambition et le pouvoir. Paris: Fayard.

Soriano de García-Pelayo, Graciela (1980). La praxis política del absolutismo en el Testamento Político de Richelieu. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.

Weltpolitik

Con el término alemán Weltpolitik (Política mundial, en castellano) se denomina a la estrategia que fue adoptada en Alemania a finales del siglo XIX por el emperador Guillermo II, reemplazando así a la Realpolitik.

Caracteres :

Esta nueva estrategia política era más agresiva, lo que resultó en un conflicto entre Alemania y las demás naciones, por lo que se la considera responsable de una serie de crisis diplomáticas que precedieron a la Primera Guerra Mundial. Dicha política pretendía encontrar un lugar en el Mundo para Alemania proporcional a su creciente poder industrial, principalmente mediante la creación de un imperio colonial que pudiera rivalizar con el de otras potencias. El elemento más espectacular en esta política fue la creación de la Marina Imperial (también conocida como la Flota de Altamar), una flota que pudiera rivalizar, e incluso superar, en fuerza a la Armada Real del Reino Unido. Esto condujo a una carrera en el desarrollo naval entre Alemania y el Reino Unido.
A pesar de ser antiguos rivales en sus ambiciones imperialistas, Francia, Reino Unido y Rusia, se aliaron contra el poder naval alemán. De esta manera se dividió Europa mediante dos estructuras de tratados entre las grandes potencias: la Triple Entente por parte de Francia, Rusia y el Reino Unido; y la Triple Alianza entre Alemania, el Imperio Austrohúngaro e Italia.

Metodología operativa :

En gran parte, la Weltpolitik era vista como una consecuencia del nacionalismo que había influenciado Alemania en los últimos años. Mientras que anteriormente el nacionalismo se había centrado en la unificación de Alemania, tras lograr afianzarla definitivamente, los nacionalistas alemanes buscaron aumentar el poder internacional de Alemania, por lo que se pensó que el imperio colonial era algo esencial. La doctrina del Darwinismo Social era popular en aquella época, la cual proclamaba la supervivencia del más fuerte aplicada a los Estados así como a los individuos. Si un estado no intentaba expandirse, sería debilitado o destruido. Esta idea alimentó el nacionalismo que ya existía en Alemania y lo llevó al gran expansionismo que representaba la Weltpolitik.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Weltpolitik"

Realpolitik

Realpolitik (política de la realidad en alemán) es la política exterior basada en intereses prácticos más que en la teoría o la ética.
La realpolitik aboga por el avance en los intereses nacionales de un país, en lugar de seguir principios éticos o teóricos.

Origen:


Otto von Bismarck acuñó el término al cumplir la petición del príncipe Klemens von Metternich de encontrar un método para equilibrar el poder entre los imperios europeos. El balance de poderes significaba la paz, y los practicantes de la realpolitik intentaban evitar la carrera armamentista. Sin embargo, durante los primeros años del siglo XX, la realpolitik fue abandonada y en su lugar se implementó la doctrina "Weltpolitik", y la carrera armamentista recobró su ritmo, dando lugar a la Primera Guerra Mundial.


Principales exponentes :

Uno de los precursores más famosos fue Nicolás Maquiavelo, conocido por su obra "El Príncipe". Maquiavelo sostenía que la única preocupación de un príncipe debería ser la de buscar y retener el poder, sin importar consideraciones éticas o religiosas. Sus ideas fueron más tarde expandidas y practicadas por el Cardenal Richelieu en su raison d'etat durante la Guerra de los Treinta Años. El historiador griego Tucídides y el teórico militar chino Sun Tzu también son citados como precursores de la realpolitik.
En alemán, el término Realpolitik es más frecuentemente utilizado para distinguir a las políticas modestas (realistas) de las políticas exageradas. El que Prusia no haya confiscado territorio austrohúngaro después de ganar la guerra fue un resultado del seguimiento de la realpolitik, persiguiendo como fin último la reunificación alemana bajo mandato prusiano. Hoy en día, la parte realista ("Realos") de un partido político no tiene problemas para ceder en algunos de sus principios si es necesario, con tal de conseguir cierto progreso, mientras que los fundamentalistas ("Fundis") evitan a toda costa ceder en sus principios o comprometerlos, aunque ello signifique renunciar a los puestos de toma de decisiones.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Güelfos y gibelinos

Los términos güelfos y gibelinos proceden de los términos italianos guelfi y ghibellini, con los que se denominaban las dos facciones que desde el siglo XII apoyaron en Alemania respectivamente a la casa de Baviera (los Welfen, pronunciado Güelfen y de ahí la palabra «güelfo») y a la casa de los Hohenstaufen de Suabia, señores del castillo de Waiblingen (y de ahí la palabra «gibelino»). La lucha entre ambas facciones tuvo lugar también en Italia desde la segunda mitad del siglo. Su contexto histórico era el conflicto secular entre el Pontificado y el Sacro Imperio Romano Germánico, los dos poderes universales que se disputaban el Dominium mundi.

Muerte de Enrique V:

Estas dos facciones se enfrentaban por la sucesión a la corona imperial después de morir el emperador Enrique V en 1125 sin dejar heredero. Los güelfos sostenían una línea política de autonomía en contra de cualquier intromisión externa y en contra de los privilegios nobiliarios, apoyando a la Iglesia en contraposición al Imperio, en una actitud cercana al independentismo. Los gibelinos, por el contrario, se oponían al poder del pontífice afirmando la supremacía de la institución imperial. Muerto Enrique V, por lo tanto, los primeros presentaron al trono de Alemania a Lotario, duque de Baviera y protegido del Pontífice, mientras que los gibelinos propusieron a Corrado, duque de Franconia, al cual el papa Honorio II no dudó en excomulgar.

Facciones en Italia :

Con la elección a rey de Alemania de Federico I Hohenstaufen (llamado el Barbarroja) en 1152 y su posterior coronación en 1155, la facción gibelina triunfó en el territorio imperial. Dado que Federico deseaba reafirmar en Italia la supremacía imperial que las comunidades habían sustraído al imperio con el apoyo del papado, bajo su reinado (11521190) se verificó un desplazamiento de los términos güelfo y gibelino desde la zona alemana a la italiana, donde pasaron a denominar respectivamente a los partidarios del partido papal y a los defensores de la causa imperial. En Italia, por lo tanto, hubo ciudades como Florencia, Milán y Mantua que abrazaron la causa güelfa, mientras que otras como Forlí, Pisa, Siena y Lucca se unieron a la causa imperial.

La elección tenía varias motivaciones: en primer lugar, la búsqueda de la autonomía impulsaba a ciudades bajo el control del Imperio a buscar la alianza con el Papa (como pasaba en el caso de Milán) mientras que las ciudades bajo la influencia del papado buscaban la ayuda del Imperio (como era el caso de Forlí); en segundo lugar, se elegía un partido simplemente por oposición al partido a favor del cual se había declarado la ciudad rival (si Milán era güelfa, Pavía tenía que ser gibelina; si Forlí era gibelina, Faenza sería güelfa, etc.) siguiendo el viejo principio de que «los enemigos de mis enemigos son mis amigos».
En el interior de la ciudad se mantuvo la dicotomía de estos dos términos, pero superándose el significado tradicional de lucha política entre papado e imperio, y pasando a denominar también la lucha entre dos facciones por el control de la ciudad. Para acrecentar su fuerza tanto unos como otros se reunieron en ligas opuestas, y así, desde la segunda mitad del siglo XIII la güelfa Florencia presentó batalla a la liga gibelina de las otras ciudades toscanas (Arezzo, Siena, Pistoia, Lucca y Pisa) en un largo conflicto que tuvo como máximo exponente las batallas de Montaperti en 1260 y la de Altopascio en 1325.
Durante el siglo XIV, los partidos güelfo y gibelino se dividieron en facciones internas (güelfos «blancos» contra güelfos «negros»), perdiéndose la fuerza y la combatividad original. Los dos términos sobrevivieron en los siglos sucesivos para denominar las líneas políticas favorables y contrarias a la Iglesia, pero el escenario histórico en el que se habían forjado inicialmente estaba desapareciendo: divididas por los intereses particulares y las luchas civiles, la realidad de las comunidades cedía el paso a una nueva unidad de dimensión regional y ciudadana: las senorías.

Las principales ciudades gibelinas fueron Arezzo, Forlì, Módena, Osimo, Pisa, Pistoia, Siena, Spoleto y Todi, mientras que las principales ciudades güelfas fueron Bolonia, Brescia, Crema, Cremona, Génova, Lodi, Mantua, Orvieto, Perugia y Florencia.
Hubo también ciudades que mantuvieron una adscripción variable a uno u otro partido, como Bérgamo, Ferrara, Florencia, Luca, Milán, Padua, Parma, Piacenza, Treviso, Verona o Vicenza.

Almenas güelfas y gibelinas :

Se usa para nombrar el estilo de las almenas de los castillos el término de almenas o merlones güelfos si se terminan rectas o gibelinos si lo hacen en cola de golondrina.

Antipapa

Antipapa es, para la Iglesia Católica Romana, la persona que usurpa o pretende usurpar las funciones y poderes que corresponden a un obispo legítimamente elegido.
El titulo se utiliza especialmente cuando se trata del Papa en tanto cabeza visible de la Iglesia como obispo de Roma, sea en oposición a un pontífice reinante o bien en periodos de sede vacante. El título de antipapa no implica, necesariamente, la adhesión a una doctrina contraria a la fe católica, sino únicamente la pretensión de usurpar una jurisdicción que no le pertenece.

Causas :

Históricamente, los antipapas surgieron por tres cuestiones principales:
Discordancia doctrinal.
Deportación o encarcelamiento del pontífice.
Doble elección.
El primer antipapa fue San Hipólito de Roma cuyo papado se extendió entre los años 217 y 235, y el último reconocido canónicamente por la Iglesia Católica fue Félix V (1440-1449) elegido por el Concilio de Basilea.
Unos modernos antipapas aparecieron como reacción contra el Concilio Vaticano II, debido a la primera de las causas.

Discordancia doctrinal:

Ocurre cuando una de las partes (con mayor probabilidad el antipapa) difiere doctrinalmente del legítimo pontífice y es favorecido por las autoridades o el pueblo. El primer antipapa (San Hipólito de Roma) se proclamó debido a su oposición a los papas San Ceferino y San Calixto I, a los que acusó de laxismo. El antipapa Novaciano también se proclamó por discordancia doctrinal al adoptar al montanismo, mientras que el antipapa Felix V fue elegido por favorecer la teoría conciliar de la Iglesia.


Deportación o encarcelamiento del pontífice :

Sucedió cuando el poder temporal intervenía activamente en la Iglesia Católica. Casi siempre los emperadores (del Imperio Romano y luego del Sacro Imperio Romano Germánico) deponían al legítimo pontífice, lo desterraban o encarcelaban y ponían en su lugar a uno de sus favoritos si aquél les contradecía. Félix II fue un claro ejemplo, elevado por el emperador Constantino II que se inclinaba por el arrianismo. Por cuestiones meramente políticas se puede citar a Pascual III nombrado por Federico I Barbarroja e instalado en la Santa Sede mientras que el verdadero Papa Alejandro III tuvo que exiliarse.
Ha ocurrido también que las disposiciones del poder temporal influyeron contra un Papa legítimamente electo luego de su muerte, a fin de cobrar antiguas afrentas. Tal ocurrió con el Papa Formoso, cuyo cadáver fue juzgado en el concilio cadavérico por el Papa Esteban VI (que apoyaba a Lamberto de Espoleto para la corona del Sacro Imperio) por supuestos errores eclesiásticos y herejía: le hizo quitar las vestiduras pontificias, mutilarlo y arrojar sus restos al Tíber, declarándolo antipapa. Los papas Teodoro II y Juan IX rehabilitaron la figura de Formoso.

Doble elección :

Ocurre cuando en la Iglesia se enfrentan dos o más facciones y cada una organiza un “conclave” y elige a su propio pontífice. Al darse esta situación, es común que ambos papas luchasen para apoderarse de Roma. Es la más compleja de todas las situaciones, porque hubo momentos en los que era difícil determinar cual Papa era el legítimo.
Entre los años 896 y 904 se eligieron varios papas y antipapas. La situación llegó a su punto más álgido cuando Roma se encontró seriamente dividida entre los partidarios del papa León V y el antipapa Cristóbal. La situación fue salvada luego que Sergio III (tercero en reclamar el pontificado) prendiera a los dos disputantes y los hiciera estrangular, quedando como único pretendiente.
La situación se ejemplifica mucho mejor estudiando el Gran Cisma de Occidente que estalló luego de la elección de Urbano VI en el año 1378, debido a su comportamiento, los vicios de su cohorte y las dudas sobre su ortodoxia. Los cardenales se volvieron a reunir en la ciudad de Fondi, Italia y en un cónclave depusieron a Urbano VI para elegir al antipapa Clemente VII que se trasladó a Aviñón. El cisma se prolongó durante medio siglo, durante el cual se ensayaron varias soluciones, desde el cese de ambos pretendientes hasta la convocatoria a un concilio. En la ciudad de Pisa se reunieron los obispos y cardenales de ambos bandos, pero únicamente añadieron otro pretendiente. Luego de largas disputas se reunió el Concilio de Constanza que depuso a todos los pretendientes y eligió a Martín V.

Modernos antipapas :

Los modernos antipapas surgieron como reacción ante el Concilio Vaticano II y la creencia de que éste enseña doctrinas contrarias a las tradicionales de la Iglesia Católica, es decir, que se trata de un Conciliábulo que había promulgado y propagado herejías condenadas anteriormente por otros Papas. Estos antipapas fueron apareciendo en la segunda mitad del siglo XX y fueron en su mayoría adherentes al sedevacantismo, es decir, consideran que tras la muerte de Pío XII en 1958 (algunos tras la muerte de Juan XXIII en 1962) la Sede Apostólica no fue ocupada por verdaderos pontífices ya que dicen que Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI (y para algunos también Juan XXIII) incurrieron antes de su elección al pontificado en herejía; el justificativo para esta posición se encuentra en la Bula de Pablo IV “Cum ex Apostolatus Officio” del año 1559:

"...si en algún tiempo cualquiera aconteciese que un Romano Pontífice, antes de su promoción o antes de la asunción a la dignidad de Cardenal o de Romano Pontífice, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en alguna herejía, o incurrido en cisma, o los hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso sí esta hubiera ocurrido en acuerdo y unanimidad de todos los cardenales, es nula, irrita y sin efecto...
Pablo IV, “Cum ex Apostolatus Officio

En 1990 Teresa Stanfill-Benns y David Bawden convocaron al primer conclave para elegir a un nuevo pontífice en virtud de las conclusiones arribadas en su libro dicha elección tuvo lugar el 16 de julio de 1990 en Belvue, Kansas, Estados Unidos y fue integrado por seis personas, siendo elegido Bawden, que adoptó el nombre de “Miguel I”.[1] [2]
En el año 1994 un grupo mucho mayor se reunió en Italia, siendo electo el sudafricano Victor von Pentz como Papa “Lino II”.
En 1998 fue electo Lucian Pulvermacher como (Pio XIII), también en Estados Unidos, por medio de un concilio acordado por teléfono.
El primer antipapa latinoamericano es el argentino Oscar Michaelli, conocido como “Oscar de la Compasión” que adoptó como nombre León XIV y tiene su sede en Argentina, siendo electo el 24 de marzo del año 2006, en el sitio web oficial, anuncian que murió el día 14 de febrero del año 2008, siendo electo como su sucesor Monseñor Juan Bautista Bonetti, con el nombre Inocencio XIV y éste renuncia por "incapacidad de asumir la cabeza de la Iglesia" y asume Alejandro IX.
La teoría de que es menester convocar a un conclave para suplir la supuesta vacante de la Sede Apostólica se denomina conclavismo. Hacia el conclavismo existen tres objeciones que aún no han podido ser resueltas:

Probar la herejía formal del Sumo Pontífice.

Probar la perdida del pontificado a causa de herejía formal.

Probar que la Iglesia Católica está sujeta a las decisiones de un cónclave no convocado por un Papa.

Sin embargo, la mayoría de los “modernos antipapas” pretenden haber sido elegidos “místicamente” por Dios. En estos últimos se ha dado el caso de los que no consideran la existencia de un período de “sede vacante”, es decir, que asumen inmediatamente el pontificado reconociendo a su antecesor, como es el caso de los papas de la Iglesia Católica Palmariana que reconocen a Pablo VI como legitimo pontífice.
El primero de estos antipapas “místicos” fue el sacerdote Michel Collin que se proclamó “Papa” con el nombre de Clemente XV en 1963 y fundó la Iglesia Renovada de Cristo reconociendo a Juan XXIII.
Años más tarde, Clemente Domínguez y Gómez se proclamó “Papa” tras la muerte de Pablo VI, y fundó la Iglesia Católica Palmariana, adoptó como nombre Gregorio XVII y es el único que reconoce a Pablo VI como verdadero pontífice de la Iglesia Católica; él mismo designó a su sucesor Manuel Alonso Corral que adoptó el nombre de Pedro II.

Otro de estos pretendientes místicos son:

Maurice Archieri quien también adoptó el nombre de Pedro II; se trata de un ex mecánico de automoviles y que dice haber recibido la revelación de su pontificado en 1995 en una oración carismática. reside en Francia.

También Julius Tischler, adoptó el nombre de Pedro II.

Pedro Atanasio II (sic) al que se lo localizó en Bruselas o Canadá, no existe ninguna explicación sobre su nombre, ya que no hubo ningún papa llamado Pedro Atanasio I.

Valeriano Vestini, como Valeriano I, cuya elección mística fue supuestamente confirmada por un cenáculo de oración en Roma.

León XIV que reside en Anjouleme, Francia.

Chester Olszewski como Pedro II, un obispo episcopaliano, en Pennsylvania, Estados Unidos, que entre sus actos se recuerda el haber modificado el Avemaría y haber agregado a María en la Señal de la Cruz.

Gino Frediani como Emanuel I, en Italia y fundador de la Nueva Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.

William Kamm, como Pedro II, de Australia.

Un caso muy especial es el del obispo Francis Schuckhardt, quien jamás se proclamó Papa, a pesar de que sus adversarios lo acusan de haberlo hecho y haber adoptado el nombre de Adrian VII.

Galicanismo

Con el concepto de galicanismo se conoce a la tendencia separatista de la iglesia de Francia con respecto a la jurisdicción de Roma y el Papa. El nombre proviene de Galia como se le conocía antiguamente a Francia.

Historia:

El origen de esta concepción ideológica (propiamente no se le puede llamar herejía) tiene su origen y base en el gobierno absolutista de Luis XIV y en las ideas de Bossuet. Su origen absolutista (todos los poderes supeditados al rey para asegurar el bienestar de sus súbditos) colocaba a la iglesia en sumisión al Estado. La concepción galicana se resumió en la "Declaratio cleri gallicani" (1682), cuyo redactor se cree fue Bossuet, resumiéndose en 4 puntos:

En las cosas temporales, los reyes son independientes de la Santa Sede.

El Concilio está por encima del Papa.

El Papa debe respetar las reglas, costumbres y constituciones aceptadas en la Iglesia galicana.

Las definiciones que se refieren a la fe son irreformables, a menos sin el consenso de toda la Iglesia.

Así mismo se establecen ciertas libertades galicanas que llevaba a aceptar una orden del Papa sólo si era reconocida o firmada por el Rey y el Parlamento francés. Luis XIV reúne al clero el 19 de mayo de 1692 y declara solemnemente estas "Libertades galicanas". Con la llegada de la revolución francesa estas posiciones quedan establecidas oficialmente: el 12 de julio de 1790 la Asamblea Constitucional aprueba la Constitución Civil del Clero.
La Iglesia emitió condenas moderadas con el fin de no originar un cisma, como sucedió en Inglaterra con Enrique VIII; desde Alejandro VII en 1690 hasta el Concilio Vaticano I siendo en este último donde las ideas galicianas fueron condenadas de forma definitiva, en la Constitución dogmática "Pastor Aeternus".

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Galicanismo"

martes, 28 de octubre de 2008

Realismo socialista

http://es.wikipedia.org/wiki/Realismo_socialista

El realismo socialista es una corriente estética cuyo propósito es llevar los ideales del comunismo al terreno del arte. Fue la tendencia artística predominante durante gran parte de la historia de la Unión Soviética, particularmente durante el gobierno de Iósif Stalin, en la República Popular China y, en general, en la mayoría de países socialistas.

El realismo socialista en la Unión Soviética:

Durante los años siguientes a la revolución rusa, las corrientes vanguardistas eran vistas como un natural complemento para las políticas revolucionarias; en las artes visuales florecía el constructivismo y en poesía y música se elogiaban las formas no tradicionales y vanguardistas, como el caso de la ópera atonal La nariz, de Shostakovich, greer basada en el relato homónimo de Gógol.

Sin embargo, esta situación no tardó en generar críticas de algunos elementos del Partido Comunista, que rechazó estilos modernos como el impresionismo, el surrealismo, el dadaísmo y el cubismo, debido a los principios subjetivistas que subyacían a ellos (el subjetivismo chocaba frontalmente con la aspiración objetiva del materialismo dialéctico) y a los temas que gttrataban (el realismo socialista sólo consideraba relevantes los temas relacionados con la política y los trabajadores). Ello llevó a considerar a dichos estilos como manifestaciones de arte burgués,

El realismo socialista fue, en cierto modo una reacción contra los estilos burgueses anteriores a la revolución, convirtiéndose en política oficial del Estado en 1932 al promulgar Iósif Stalin el decreto de reconstrucción de las organizaciones literarias y artísticas.

Se fundó la Unión de Escritores Soviéticos para promover esta doctrina y la nueva política fue consagrada por el Congreso de Escritores Socialistas de 1934, para ser a partir de entonces estrictamente aplicada en todas las esferas de la producción artística. El 10 de febrero de 1948, se dictó el llamado decreto Zhdánov, que marcó el comienzo de una campaña de críticas y descalificaciones contra muchos compositores soviéticos, entre ellos Vano Muradeli, Dmitri Shostakovich, Serguéi Prokófiev y Aram Jachaturian. Posteriormente el gobierno de Stalin pasaría a apoyar a alguno de dichos artistas, llegando Shostakovich y Prokófiev a recibir el Premio Stalin.

Las restricciones se relajaron considerablemente tras la muerte Stalin en 1953 y en 1958 fueron oficialmente rehabilitados los compositores condenados por el decreto Zhdánov, manteniendo sin embargo el Estado influencia sobre la producción artística. Los artistas que pretendían conservar su total independencia de la política oficial se veían en un clima hostil. La postura favorable al realismo socialista en la Unión Soviética no impidió que se promovieran obras, autores y géneros del siglo XIX ajenos a dicha corriente y enraizados en la tradición rusa, lo que favoreció un destacado desempeño de intérpretes de música académica y ballet, entre otras manifestaciones artísticas.

Durante las décadas siguientes surgió un interés en los estilos artísticos alternativos, hecho que se acentuó hacia fines de la década de 1980 con las reformas de "apertura hacia Occidente" de Mijaíl Gorbachov. El realismo socialista siguió sin embargo vigente como estilo artístico oficial hasta el desmembramiento de la Unión Soviética en 1991, momento en que el Estado abandonó su inmensa participación en el campo artístico, catalogada como positiva por unos y como censura por otros.

El realismo socialista en otros países:

La Unión Soviética exportó el realismo socialista a casi todos los demás estados socialistas, donde la doctrina fue cobrando vigencia con diversos grados de rigor, convirtiéndose en la forma predominante de arte en dichos países durante unos cincuenta años. Actualmente el único país donde predomina esta corriente estética es Corea del Norte. En la República Popular China el realismo socialista se puede observar en imágenes idealizadas que promueven el programa espacial o en la propaganda oficial. Durante el gobierno de Mao, el realismo socialista se materializaba generalmente en literatura y cuadros que ensalzaban a los trabajadores y a la revolución.

El realismo socialista en su versión más ortodoxa no fue importante en países con otros regímenes políticos, pero ciertas corrientes artísticas tienen analogías con aquél, como el muralismo mexicano de Siqueiros, Rivera y Orozco, caracterizado por un claro compromiso social, una expresa vinculación ideológica con el socialismo y cierto despojamiento de elementos puramente ornamentales o formales en aras de la claridad y eficacia del mensaje social.

Características del realismo socialista :

El realismo socialista tiene sus raíces en el neoclacisismo y las tradiciones realistas de la literatura rusa del siglo XIX, que describe la vida simple del pueblo, de lo cual es un exponente la obra de Máximo Gorki.
Sostiene que el verdadero arte es el que describe y exalta la lucha del proletariado hacia el progreso socialista. El estatuto de la Unión de Escritores Soviéticos de 1934 sostenía que el realismo socialista era el método básico de la literatura y la crítica literaria soviéticas; exigía del escritor veracidad y una representación concreta de la realidad en su desarrollo revolucionario. La concreción y veracidad histórica de la representación artística de la realidad debe estar vinculada con la tarea de transformación ideológica y educacional de los trabajadores en el espíritu del socialismo.
Su objetivo es exaltar al trabajador común, sea industrial o agrícola, al presentar su vida, trabajo y recreación como algo admirable. En otras palabras, su objetivo es educar al pueblo en las miras y significado del socialismo. La meta final es crear lo que Lenin llamó un tipo de ser humano completamente nuevo, el Nuevo Hombre Soviético. Stalin describió a los ejecutores del realismo socialista como ingenieros de almas.
El término realismo se refiere a la intención de describir al trabajador como es en realidad, portando sus herramientas. El proletariado está en el centro de los ideales comunistas y por lo tanto su vida es materia digna de estudio. Con esto, el realismo socialista se distancia del arte aristocrático producido bajo los zares durante los siglos anteriores, pero se entronca con la tendencia decimonónica a representar la vida social del pueblo común.
Los pintores representan campesinos alegres y musculosos, trabajadores de fábricas y granjas colectivas, maquinaria; durante el estalinismo también producían numerosos retratos heroicos de Stalin. Los paisajes industriales y agrícolas que exhibían los logros de la economía soviética eran temas muy comunes. Se esperaba que los novelistas escribieran historias concordantes con la doctrina marxista del materialismo dialéctico. Los compositores de música debían crear una música vívida que reflejara la vida y luchas del proletariado.

Críticas al realismo socialista :


Para sus críticos, comparado con la variedad y eclecticismo del arte occidental del siglo XX, el realismo socialista aparece como un rango estrecho y predecible de producción intelectual. A menudo se lo criticó por representar un obstáculo para el verdadero arte, o por las presiones políticas a que se veían sometidos los artistas. Czeslaw Milosz en la introducción a Sobre el realismo socialista, de Andréi Sinyavsky (1959), describe la producción del realismo socialista como inferior, lo que considera resultado inevitable de una, según él, limitada visión de la realidad permitida a los artistas por esta corriente. En la misma línea, los críticos hablan de varios casos de exilios culturales incluso una vez finalizado el período estalinista, como el del Grupo de Odessa, un grupo de artistas que abandonaron el país aduciendo motivos políticos.
Los preceptos del realismo socialista y su rígida aplicación durante más de veinte años causaron a su juicio un gran daño a la libertad de expresión de los artistas soviéticos. Muchos artistas y autores vieron sus trabajos censurados, ignorados o rechazados. Mijaíl Bulgakov, por ejemplo, debió escribir su obra maestra El maestro y Margarita en secreto, pese a éxitos anteriores como Guardia blanca. Dmitri Shostakovich sufrió la prohibición de varias de sus obras, como la Cuarta Sinfonía y la ópera Lady Macbeth de Mtsensk y debió recurrir a toda clase de maniobras para sortear la censura —controles oficiales— y obtener su rehabilitación. En 1937 compuso su Quinta Sinfonía en re menor opus 47, que subtituló Respuesta de un compositor soviético a una crítica justa.
La doctrina política subyacente al realismo socialista ocasionó la prohibición de obras tales como las de George Orwell, consideradas por el gobierno soviético como poco más que panfletos anticomunistas, y dificultó en casos el acceso al arte y literatura extranjeras. Buena parte del llamado arte burgués y todas las obras experimentales o formalistas fueron denunciadas como decadentes, degeneradas y pesimistas, y por lo tanto esencialmente anticomunistas. La obra de James Joyce fue condenada de modo particularmente drástico.
El resultado concreto fue que hasta la década de 1980 gran parte del público soviético tuviera difícil acceso a muchas obras del arte y la literatura occidental, hecho resaltado por los críticos del sistema soviético. Para sus defensores, la constante agitación de la idea de la censura se choca con los tangibles esfuerzos que hacía el Estado para satisfacer las necesidades culturales de la población, incluyendo la incentivación de la lectura y las obras teatrales, costumbres hoy consideradas reminiscentes del período soviético.
De todos modos, no todos los comunistas aceptaron la necesidad del realismo socialista. Su establecimiento como política de Estado en los años treinta tuvo más que ver con las políticas internas del Partido Comunista que con los imperativos del marxismo clásico. El ensayista marxista húngaro Georg Lukács criticó la rigidez del realismo socialista y postuló su propio realismo crítico como alternativa, pero voces críticas como la suya fueron más bien raras hasta la década de 1980.


Obras y artistas destacados del realismo socialista :

novela La madre de Máximo Gorki es generalmente considerada como la primera obra realista socialista. Gorki fue un importante factor en el rápido crecimiento de esta corriente y su opúsculo El realismo socialista trazó sus fundamentos. Otras obras literarias importantes son Cemento, de Fiodor Gladkov (1925) y El Don apacible de Mijaíl Shólojov.

El pintor Aleksandr Deineka aportó notables escenas patrióticas de la Segunda Guerra Mundial, las granjas colectivas y el deporte. Yuri Pimenov, Boris Ioganson y Geli Korzev han sido descritos como los maestros incomprendidos del realismo del siglo XX. Cabe mencionar, igualmente, dentro de los pintores pertenecientes al realismo socialista, a Boris Mijáilovich Kustodiev (con obras como el boceto para la Fiesta en conmemoración de la inauguración del II Congreso del Komintern el 19 de junio de 1920), Isaak Izrailevich Brodsky, Alexander Mijáilovich Guerásimov (Lenin en la tribuna, 1930), Georgii Georguéievich Riajksi y Alexander Alexandrovich Deineka (La defensa de Petrogrado, 1928).
En música se podría incluir dentro de esta corriente algunas obras de Dmitri Shostakovich, como la Séptima Sinfonía (llamada "Leningrado").
El director de cine Serguéi Eisenstein fue la figura más representativa del realismo socialista en el cine.

Obra

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este es uno de mis dibujos

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